El hombre del NO, Pedro Sánchez, tras conocer y aceptar algo mosqueado el vapuleo de las pasadas elecciones se retiró a ese paraíso de Mojácar para repensar qué hacer. Se enfundó en una gorra celeste para darle y darle vueltas al tarro, y al final decidió no dimitir ante la paliza recibida y tomó posesión de su acta de Diputado al Congreso. En el muy remoto caso de haber decidido irse a casa y ponerse a currar, pensó, es un decir, marchar con sus dos guardaespaldas, Hernando y Luena, hacia el destino que le aguarda y silencia, y que él y sus dos mariachis deben conocer.
Las veces que lo he visto deambular como alma en pena por los pasillos del Congreso observo su rostro desencajado, tristón, mirada al infinito y cara de pocos amigos. Se ha enrocado en sí mismo, y ya tan sólo esperamos que Rivera, Albert, convenza al Rey Felipe VI para saber a qué atenernos. De momento ha pasado a la historia, y eso ya es importante en sí mismo, por ser el autor de haber conseguido, en partido de ida y vuelta, las dos grandes derrotas del Partido Socialista Obrero Español, lo que, bien visto, no es poca cosa.
Tras su reiterativo silencio que, por cierto, se verá roto la próxima semana tras su visita al Rey, ayer acomodó su mensaje a las redes sociales enviando un whatsapp con guasa en el que dejaba caer esta frase: ¿Y por qué no?
Lo que no se le puede negar al secretario general del socialismo español es su afán en convertir la política española en un auténtico film del maestro del suspense Alfred Hitchcock, pues España entera ha quedado en coma ante las posibles variantes que semejante pregunta enviada a nadie y a todos; es único en su proceder.
Todos sabemos la causa por la que hasta ahora ha dicho No al claro ganador de ambas elecciones generales y, llevado al colmo de la fechoría intelectual, ha repreguntado en ocasiones: “Que parte del NO es la que usted no entiende”; pero la pregunta de la guasa, la que dejado en estado catatónico a la política española, tiene otro sentido, a saber, “ y por qué no… intentarlo de nuevo.”
Y creo que lo debe hacer; compañeros de viaje para llegar a La Moncloa no le van a faltar: Pablo, sus confluencias, IU, Compromís, algún canario, Ada, esa mezcla de catalanismo adobado por las CUP y los vascos del PNV y Bildu; todo ello con la abstención de Rivera y la canaria, y que se quede el apestado de Rajoy en la mismísima cuneta con sus ocho millones de españoles que lo votaron.
¿Y por qué no?
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