Quisiera Virgen ruteña,
por tus hijos venerada, acogerte en mi morada con alma limpia y risueña. E intentar ser santo y seña, de tu virginal figura siempre llena de dulzura para los seres humanos, que buscan tus blancas manos para aliviar su amargura.
Dios te eligió como Madre, y como su Hija más pura; ¡no cabe mayor ventura que ser Hija de Dios Padre! Y es un gozo excelsa Madre, amada Virgen ruteña, ver en la tarde abrileña al noble pueblo de Rute, en un piadoso disfrute tras su Virgen lugareña.
Permíteme, Madre mía, modelo de abnegación, que te ofrezca una oración con esta humilde poesía: “Te ruego Virgen María, con la mayor devoción, que empleando Tu mediación ilumines mi camino para alcanzar el destino de la eterna salvación”.
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