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En España la banca nos atraca más

Somos el país de la UE con más trabajadores pobres: 2,5 millones. Desde la pandemia, los trabajadores hemos perdido 7.000 euros de poder adquisitivo, como si nos hubieran quitado el sueldo de un mes cada año
Eduardo Madroñal Pedraza
miércoles, 10 de abril de 2024, 10:16 h (CET)

El beneficio de la banca española que consigue del atraco al resto de la población está descarnadamente por encima no solamente de la media europea, sino que duplica, ¡ay!, a la banca alemana y francesa. Menos mal que uno tiene la mente algo esquizofrénica. Eso ayuda mucho a descubrir las conexiones ocultadas en la realidad dolorosa del saqueo que sufrimos. En España hay una clase dominante sin proyecto -un país sin futuro-, sólo sumisa al hegemonismo estadounidense y a otras potencias imperialistas. Su objetivo es hacer lo que sea y como sea a cambio de salvar sus escandalosas ganancias -un puñado de banqueros ladrones y oligarcas depredadores-, y su oferta de repartírselas con sus señores extranjeros.


Banca o banksters


La banca española duplica a la alemana y francesa


En el informe trimestral de riesgos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, siglas en inglés) deja claro que la rentabilidad sobre capital (RoE, siglas en inglés) del último trimestre de 2023 de la banca europea fue del 10,3% de media. Sin embargo, la banca española elevó esa rentabilidad al 12,7% en el cuarto trimestre.


Los grandes bancos españoles fueron en los últimos tres meses de 2023 mucho más rentables que los bancos de las dos grandes economías de la Unión Europea (UE) que son Alemania (6,5%, cinco décimas menos que en el tercer trimestre) y Francia (6,3%, un punto menos). Obviamente todos los bancos europeos se han beneficiado de la subida de los tipos de interés -base fundamental para el salto en sus beneficios-, pero los que se han apropiado de una rentabilidad superior al 10% son descaradamente menos -del 60% al 45% de los bancos- pero la banca española sigue en cabeza del atraco.


Enriquecerse a base de empobrecernos


España somos el país de la Unión Europea con más trabajadores pobres: 2,5 millones. Desde la pandemia los trabajadores hemos perdido 7.000 euros de poder adquisitivo, como si nos hubieran quitado el sueldo de un mes cada año. A muchas familias le han subido la hipoteca entre 3.600 y 7.200 euros más cada año. Y tanto pequeñas y medianas empresas como autónomos pagan el doble o el triple de intereses a la banca. Somos más pobres que en 2010. España es el tercer país europeo donde más ha descendido el salario real. En los últimos 10 años los alquileres han aumentado 20 veces más que los salarios. El 90% de la población estamos sufriendo un atraco que afecta a nuestras vidas.


Mientras la mayoría nos empobrecemos, el Ibex-35 ha duplicado los beneficios anteriores a la pandemia, y la banca casi los triplica. Y monopolizan los 140.000 millones de fondos europeos. El Ibex-35 paga un 6% de impuestos, y la banca un 2%. Y el año pasado Hacienda les “devolvió” 4.000 millones. El 95% del aumento de los precios corresponde a beneficios de los oligopolios. Y la gran banca española es la que más ha ganado en Europa subiendo hipotecas y préstamos. Los beneficios del capital extranjero en los últimos 3 años han aumentado un 150%, controlando más del 60% de las acciones del Ibex-35 y el 71% de la deuda pública.


Clase sin proyecto, sólo sumisión


Una clase dominante sin proyecto es un país sin futuro, es solamente la sumisión al hegemonismo estadounidense y a otras potencias imperialistas. Esta es la clave del pasado y del presente de España, la renuncia -que la oligarquía española ha decidido- a tener cualquier proyecto de desarrollo propio, a luchar por disponer del más mínimo margen de autonomía. La clase dominante española ha decidido seguir el camino de la absoluta sumisión, y del desistimiento a cualquier otro proyecto para España que no sea el dictado por las grandes potencias imperialistas de turno y, en la actualidad, de la superpotencia estadounidense.


Si hay que aceptar la degradación del país a una tercera división mundial, se acepta; si hay que poner el destino de la nación en manos de Washington y Berlín, se pone; si hay que trasvasar la riqueza nacional a los bandidos financieros de Wall Street y Fráncfort se trasvasa; si hay que vender España a trozos y a precio de saldo, se vende. Eso sí, lo que sea y como sea a cambio de salvar el máximo de ganancias de su negocio, del negocio de un puñado de banqueros ladrones y oligarcas depredadores.


Una oligarquía vendepatrias y proimperialista


Una oligarquía que es débil porque es dependiente, y es dependiente porque ha estado y está intervenida por las grandes potencias de turno, ahora por la superpotencia estadounidense. Es una debilidad congénita, desde su mismo nacimiento como clase dominante. Decir que la oligarquía financiera española ha sido históricamente una clase aliada y dependiente de los países imperialistas y que sus representantes políticos -salvo honrosas excepciones como Suárez- siempre han ejecutado fielmente los mandatos imperialistas es desvelar un secreto, conocido, pero sistemáticamente ocultado.


Su riqueza, nuestra sangre


La gran banca y el oligopolio eléctrico ganaron 34.000 millones en 2023, la misma cantidad que cobraron 3 millones de trabajadores jóvenes. Cinco bancos y cuatro oligopolios eléctricos han ganado lo mismo que toda nuestra juventud trabajadora.


Nos empobrecen a la mayoría social española para que una ínfima minoría multiplique sus ganancias, concentrando cada vez una mayor parte de la riqueza en España. Esto es lo que fundamentalmente determina nuestras vidas y nuestro futuro. Y Recortes Cero plantea que sólo hay una alternativa -y es urgente-, redistribuir la riqueza.

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