En uno de los más emblemáticos espacios urbanos de Lisboa, entre el Monasterio de los
Jerónimos y la Torre de Belén, encontramos un precioso palacio, ahora reconvertido en hotel
de cinco estrellas, que responde al nombre de “NAU Palácio do Governador”, recordando que
estas históricos muros albergaron durante siglos el palacio del gobernador de la emblemática
Torre de Belén.
En un marco tan incomparable como éste descubrimos el restaurante “Ánfora”, cuyo nombre
es un clarísimo guiño a los vestigios romanos que en este mismo lugar se encuentran y aún
podemos visitar. Aquí, me comentaban, se elaboraba y almacenaba “garum” (típica salsa
romana hecha con vísceras de pescado que era utilizada en la gastronomía de entonces)
Pues bien, en “Ánfora” están los dominios del chef português André Lança Cordeiro. Un gran
cocinero, de dilatada experiencia, que sabe conjugar presente y pasado, novedad y tradición.
Una bonita y llamativa fusión entre una cocina con aires vanguardistas y un edificio que,
obviamente, nos recuerda la ”época de los descubrimientos de Portugal”.
La profesionalidad y clara personalidad en la elaboración de sus platos son los argumentos que
están haciendo que el gran reto que supone dirigir estos fogones sea un éxito. Su cocina es ya
referencia en la capital lisboeta. Novedosa, creativa, elaborada, bien presentada, equilibrada,
con cierta sofisticación, pero sin olvidar las raices portuguesas. Todo ello, acompañado de una
estudiada carta de vinos y una magnífica atención al comensal. Se cuida hasta el más mínimo
detalle para que comer en “Ánfora” se convierta en una apasionante experiencia
gastronómica. Vajilla, cubertería, manteles, separación de mesas, iluminación ...
Aperitivos, carnes, pescados, arroces, vinos, dulces. Se puede decir que André toca todos los
palos confeccionando un precioso puzle que encaja perfectamente en un marco tan
inigualable como es este espacioso escaneario de techos abovedados de ladrillo visto y
tonalidades azules y blancas. Y es que, no quiero dejarlo en el tintero, tan acogedor entorno
es fruto del trabajo de la conocida decoradora lusa Nini Andrade Silva.
Todo, pues, está preparado. La velada será inolvidable. Los ingredientes son visibles:
extraordinaria materia prima, un buen servicio, un precioso restaurante y el buen hacer de
André Lança. En definitiva, magnífica cocina de autor de altos vuelos con una extraordinaria
relación calidad/precio.
No quiero, en estos párrafos, decidarme a la mención y enumeración de los diferentes platos
que ofrece su variado menú. Me gustaron todos los que probé, pero guardo especial recuerdo
del magnífico risotto y de su bola de merengue crujiente con frutos del bosque.
Lo escribo en numerosas ocasiones y lo vuelvo a reiterar. Como casi en todas las cosas en la
vida, la experiencia personal es el mejor aval que el comensal pueda tener. En mi caso, puedo
asegurar que “Ánfora” está entre mis preferidos en Lisboa. Es una apuesta de gran proyección.
Pocos meses de vida pero mucha vitalidad. Nacido para dejar huella. Mi enhorabuena, André.
Vayan a ”Palácio do Governador” y conozcan su trabajo. Les encantará.
Definiría mi experiencia “Ánfora” como una sola palabra: “Volveré”.
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