Hace tiempo venimos definiendo a quienes dicen luchar por la “Independencia” del Sahara Occidental como un extravagante aparato de propaganda política, que busca prolongar el problema en esa antigua posesión colonial española, y solo para lucrar con las recaudaciones obtenidas bajo el pretexto de la ayuda humanitaria.
Si alguna prueba faltaba para confirmar nuestras afirmaciones, fue proporcionada por los mismos partidarios del Frente Polisario, quienes difundieron la versión de que Rabat había emprendido una gran operación militar en el Sahara, “la más grande abordada durante el reinado de Mohamed VI”
La falsa noticia logró filtrarse en varios medios “serios” de Europa y el resto del mundo, antes de ser categóricamente desmentida por las Naciones Unidas y el gobierno de Mauritania, además del Reino de Marruecos. Los analistas versados en temas africanos habían señalado, antes del desmentido, que solo se trataba de “una operación publicitaria del Polisario, ante su falta de peso político en las esfera mundial”.
Hace ya cuatro décadas el premio Cervantes de Literatura Juan Goytisolo había señalado que el tema del Sahara Occidental, la única victoria posible para el Polisario y sus adictos era la informativa o propagandística. En este caso, se trata más bien de un bochorno informativo, dado el desmentido conjunto por parte de la ONU, Rabat y Nuakchot.
El pakistaní Farhan Haq, vocero del Secretario General de Naciones Unidas, ha afirmado que, “contrariamente a las alegaciones del Polisario, las operaciones de rastrillaje llevadas a cabo por Marruecos tras el Muro de Seguridad, no se ha registrado ninguna violación del acuerdo de cese el fuego”.
Con la evidente intención de encubrir a narcotraficantes y otros grupos criminales, que se abocan a operaciones ilícitas en la región de Guerguerat, traficando armas, drogas, vehículos robados y otros delitos conexos, las versiones difundidas por el Polisario intentaron sembrar confusión en la intención pública internacional.
Es común que las fuerzas de seguridad y anti-drogas de Mauritania que operan en la zona arresten involucrados en tráfico de drogas que son al mismo tiempo integrantes del Polisario. Es más, según predicciones de especialistas en el tema, la improbable independencia del Sahara Occidental, si se concretara, dispararía el tráfico de drogas en la región del Sahel
Ahmadou Abdel Malek , portavoz oficial en Francia de la gobernante Unión Mauritana de la República, reconoció en febrero del corriente año que en su país es bien conocida la compenetración entre el Polisario y los narcotraficantes del desierto.
La página web mauritana “Sahara Medias” publicó entonces,, citando a funcionarios mauritanos , que una red de tráfico desbaratada por entonces estaba compuesta de miembros del Polisario, además de integrantes provenientes de Argelia, Mauritania, Mali y Senegal.
En América Latina es conocido el papel que juegan ciertos grupos radicales o guerrillas en el narcotráfico, rubro en el cual hurgan financiación para sus proyectos políticos, de acuerdo al dogma maoísta de que la guerra revolucionaria se libra fuera del legalismo. Algo parecido sucede en África, donde los conflictos separatistas ofrecieron siempre una pancarta muy barata a los narcos.
A medida que el Sahel se ha convertido en un tramo de la ruta de la cocaína que América Latina envía a Europa, los grupos terroristas que deambulan en la zona se fueron paulatinamente involucrando en este tráfico para reforzar sus finanzas. En diciembre de 2010, los miembros clave de una de las redes de drogas más grandes del Sahara fueron detenidos en Mali y Mauritania. La red fue llamada precisamente "Polisario" porque el 90 por ciento de sus miembros provenían de los campos administrados por el Polisario en Argelia.
Con tan “lucrativos” negocios a mano en ese territorio, como el tráfico de armas y de drogas, que se suman a la “ayuda humanitaria”, no es difícil entender la longevidad de un conflicto carente de lógica como el del Sahara Occidental.
Con respecto a las versiones difundidas por el Polisario con el evidente propósito de levantar una cortina de humo para encubrir ilícitos, la misma Minurso ha señalado que “no ha detectado ninguna presencia militar o de equipamiento militar en el sudoeste del Sáhara Occidental”. El departamento civil de la ONU destacó que “sólo han pasado vehículos civiles a través del muro de defensa” para comprobar la certeza de operaciones ilícitas en la región de Guerguerat, como tráfico de armas, drogas, coches robados y bandas no identificadas. Al efecto, la Secretaría General de la ONU, tal como indicó Farham Haq, conocía perfectamente y con anterioridad la iniciativa marroquí.
Rabat ha emitido pronunciamientos donde esclarece que “el Polisario se ha inventado inexistentes incidentes con disparos. Esos supuestos enfrentamientos, no especificados, no han existido jamás”. Observadores regionales advirtieron sobre el riesgo que implican estas versiones para la paz en el Magreb, considerando que Brahim Ghali, nuevo mandamás del Polisario, fue impuesto por militares argelinos conocidos por su postura radical en el tema del Sahara.
Si algo ha ganado notoriedad con este bochorno informativo ha sido la desesperación del Polisario y sus patrocinadores argelinos, ante la falta de eco de sus descabelladas reivindicaciones en la comunidad internacional. Basta recordar que en España el problema del Sahara ha dejado de ser un arma arrojadiza contra el gobierno de turno, y prácticamente ha desaparecido como tema de debate durante las campañas electorales.
El intento de presentar como víctimas de una “invasión militar” de Marruecos a contrabandistas de cigarrillos, combustible, vehículos robados, armas, ganado, drogas duras y blandas durante la última semana es un buen ejemplo de la decadencia y degeneración de su causa perdida.
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