Después de casi trecientos días con un Gobierno en funciones su
Presidente, Mariano Rajoy, ha cogido su chistera de mago del
engaño, el timo y la mentira y ha sacado de ella un nuevo conejo
con el que engañar al electorado español y, ya puestos, chantajear
al PSOE haciéndole responsables de todos los males
habidos y por haber, culpándoles de que un día tan señalado como
la Navidad los españolitos tengan que dejar a medias el vermut o la
comida familiar para acudir, por tercera vez en un año, a las urnas
para resolver con sus votos lo que los políticos profesionales no han
sabido solucionar después de dos contiendas electorales en las que
las espadas han quedado en alto y, ni a derecha ni izquierda, ha
habido nadie con capacidad para formar un Gobierno que saque a
España de la letargia de estar bajo la égida del gobierno marianista
en funciones.
Si Mariano Rajoy no consigue más apoyos para su nombramiento
como Presidente del Gobierno de España que los que ya tiene y
que le llegan vía Ciudadanos, su marca blanca, y la
Coalición Canaria nos amenaza con fastidiarnos las
Navidades y, especialmente, esa comida familiar donde se aparcan
las diferencias y la familia se reúne alrededor de un buen plato de
asado o besugo al horno. El alma de trilero con experiencia en los
juegos de mano y estafa ha salido, una vez más, a relucir en la
forma de hacer del líder de la muchachada de la gaviota carroñera,
él y su entorno serán los únicos culpables si es que estas,
finalmente, serán unas Navidades jodidas por la política. Sólo ellos
serán responsables de la mala digestión que nos producirá tener
que acudir nuevamente a las urnas después que durante un largo
año los partidos políticos hayan sido incapaces de llegar a un
acuerdo. Que no culpen a nadie ni quieran chantajear a los votantes
para que hagan fuerza ante los partidos que no están dispuestos a
entronizar, de nuevo, a Rajoy en los mullidos sofás de la Moncloa.
“El señor de los hilillos”, “Míster Plasma”, “El corredor de fondo” “la
esfinge gallega”, en fin, Mariano Rajoy, ha llegado a lo más bajo
que puede llegar un político, a ejercer la presión y el chantaje bajo
la amenaza de unas elecciones el día de Navidad. Él y su entorno,
concretamente Ana Pastor, han jugado con las fechas
como si del juego de triles se tratara, y han escondido la “bolita”
para que el premio saliera justo el día de Navidad. No les ha
importado para nada, a ellos, católicos a ultranza, que su Iglesia
celebre ese el más importante día del calendario religioso, sus
intereses políticos están por encima de los religiosos, de unos se
come y de los otros tan sólo cabe esperar el hipotético premio de
una cómoda estancia en el cielo. Las mesnadas del PP prefieren los
logros más cercanos, los premios del cielo les quedan lejos y los
negros sobres llenos de euros son más apetitosos e inmediatos,
“más vale pájaro en mano que cielo volando”.
Y mientras la amenaza y el chantaje sobrevuelan nuestras cabezas
ellos, PP y su marca blanca, Ciudadanos, se entretienen en
reuniones teatrales en las que escenifican cómo acabaran con la
corrupción, pero lo suyo es puro teatro, maravilloso juego de trileros
para encandilar al personal con el cebo de cesar a los corruptos
mientras con la otra mano los salvan con subterfugios y engaños. Ni
a Rajoy ni a Rivera les interesa otra cosa que seguir con su
negocio, un negocio que al primero y a muchos de los suyos les ha
dado pingües beneficios en forma de comisiones y que el otro,
siempre sacrificado por España, espera obtener siendo el ojito
derecho del gran capital, la banca y el resto de empresas del IBEX-
35. De momento en el cambio de cromos que populares y naranjitos
llevan a cabo en sus reuniones ya se ha caído del ranking de los
corruptos a castigar el nombre de Bárcenas, a petición del
PP y con la aquiescencia de Rivera, también caerá de la lista negra
el nombre de Rita Barberà y la ex alcaldesa de Valencia
seguirá percibiendo suculentos emolumentos por su no asistencia al
Senado pagados con nuestros impuestos.
Pero tal vez no haga falta que el 25-N, Navidad, acudamos a las
urnas, en el tiempo que queda para que Rajoy sea entronizado en
la Presidencia del Gobierno pueden pasar muchas cosas. Pedro
Sánchez está recibiendo fuertes presiones por parte de algunos
de los mandamases de su propio partido y también por parte de lo
que conocemos como “poderes fácticos”, el gran capital, la banca y
el IBEX-35, y no sería extraño que un nuevo “tamayazo” sobrevuele
la Carrera de San Jerónimo el día en que se dirima la investidura de
Rajoy. Otra situación que puede hacer cambiar el actual panorama
y llevar al líder de los populares de nuevo al banco azul del
Congreso son las elecciones autonómicas que se celebrarán a final
de Setiembre en Galicia y Euskadi. Por la parte de la izquierda no
hay nada nuevo, el PSOE y PODEMOS no llegan a ningún
acuerdo y, además, necesitarían el apoyo de los nacionalistas
catalanes y vascos, y de este tema, especialmente del apoyo de los
catalanes, los “barones” del PSOE y el mismo Pedro Sánchez no
quieren ni oir hablar. Si hay nuevas elecciones mucho me temo que
el resultado volverá a ser el mismo o muy parecido, mientras
España no solucione el tema de Catalunya no podrá solucionar el
suyo. En Catalunya el PP es un partido residual y las izquierdas y el
nacionalismo son los más votados en las elecciones, sean al
Parlament catalán o al español. Y esto sigue sin ser reconocido ni
por la derecha ni por la izquierda española.
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