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Bajo mi humilde punto de vista existen en la actualidad grandes peligros que tienen en vilo la convivencia y el bienestar social en el mundo.
El primero es el Daesh o Estado Islámico y todas sus confluencias a lo largo y ancho de la geografía mundial: por su fanatismo religioso y el odio hacia todo lo occidental.
El segundo son los Estados Unidos de América: por su exacerbado y exagerado proteccionismo, más propio del siglo XIX y principios del XX que del actual.
El tercero es la República Popular China, que a pesar de sus intentos de apertura democrática sigue anclada en la peligrosa dictadura comunista de siempre, y que con su sistema económico perjudica al resto del sistema financiero mundial.
El cuarto tiene el nombre de Rusia, que ha pasado de ser una dictadura comunista bolchevique a ser un Estado semidemocrático que aún está obsesionado con la Guerra Fría del pasado siglo XX después de la II Guerra Mundial.
Con peligros de esta índole, el mundo está en un sinvivir de forma continua, y el día menos pensado, al despertar una mañana, nos encontraremos inmersos en la III Guerra Mundial.
El bipartidismo se pelea, se insulta, se hace la cama mutuamente, se tira los trastos a la cabeza, pero siempre llegan a consensos que la mayoría ciudadanos de a pie ya no nos creemos, son falsos consensos. El bipartidismo ha logrado crear ciudadanos de primera y de segunda categoría en función de su lugar de nacimiento.
Nos acercamos a nueve meses de la guerra de Gaza, tiempo que demora a una madre alumbrar. Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no ha procreado ninguna de las criaturas que prometió: eliminar al Hamás y liberar militarmente a los rehenes hebreos. En vez de ello, la resistencia armada anti-israelí se fortalece y la guerra se intensifica en otros 2 frentes: el de Cisjordania (al centro) y el de Líbano (al norte).
Según Nietzsche, la responsabilidad es fundamental en nuestras decisiones libres, ya que lo que sucede es por nuestras decisiones. Se trata de asumir las consecuencias de nuestras acciones, en todo momento. Lo que plantea también la obligación de responder de ellas, como corresponda.
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