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Filosofía existencialista de Jaspers

Para él, la razón ilumina la existencia
José Manuel López García
sábado, 6 de julio de 2024, 12:07 h (CET)

Karl Jaspers fue un gran filósofo alemán y un psiquiatra. Nació en 1883 y falleció en 1969 a los 86 años. Fue profesor de filosofía en Heidelberg hasta 1937. Entre sus obras destacan Psicopatología general publicada en 1913 y Psicología de las concepciones del mundo de 1919.  Su obra principal es Filosofía en tres volúmenes. También un libro sobre Nietzsche y más obras.  Poseyó una gran sensibilidad ética. Para él, la razón ilumina la existencia. Ante las situaciones límite de la vida Jaspers considera, que no se puede vivir sin lucha y sin dolor, ya que todos estamos destinados a morir. Son realidades vitales, que no pueden ser transformables, porque la dinámica del tiempo es irreversible y tiene sus consecuencias, en todos los órdenes de la existencia. Las situaciones extremas nos abren a la trascendencia, a lo otro o lo desconocido, que no es cognoscible. La actitud científica es para este gran pensador algo absolutamente necesario, en el proceso de avance humanizador para la vida de los seres humanos, pero de acuerdo con planteamientos éticos. De todas   formas, está convencido de que la ciencia no es capaz de dar ninguna orientación, para la vida de cada persona. La ciencia es inconclusa y puede orientarnos sobre la facticidad, sobre las cosas y los fenómenos del mundo y ya es mucho. Podemos intentar esclarecer lo que, en el fondo, es la vida real y nuestros proyectos en ella. Escribe que “el verdadero yo, aquel que quiere ser auténticamente él mismo, no se sostiene solo”. Somos seres sociales y esto está presente en su filosofía de la existencia, desde múltiples perspectivas, al igual que el deseo de humanización de la realidad humana y de la convivencia entre las personas. Está a favor de un mundo libre, alejado de enfrentamientos bélicos. La libertad de pensamiento y de expresión, también es otra de las bases de su capacidad reflexiva y crítica y esto se pone de manifiesto, en todas sus clases universitarias o lecciones y también en sus libros y entrevistas. Incluso llegó a impartir un curso de filosofía en la radio alemana, en horario de máxima audiencia, una especie de escuela de filosofía. Su discípula más famosa fue la filósofa Hannah Arendt de la que fue director de su tesis doctoral sobre el concepto de amor en San Agustín. Se conserva la correspondencia entre Jaspers y Arendt que consta de 433 cartas a lo largo de muchos años, hasta la muerte de Jaspers en 1969.En la democracia las minorías deben alzar su voz, para que sea escuchada, porque los mejores en bastantes ocasiones se encuentran en las minorías o entre los pocos. En relación con esto escribe Jaspers: “Las personas que hacen lo correcto y permanecen en lo correcto producen un influjo que es mucho mayor cuando menos deseado”. En la correspondencia entre estos pensadores se observa un trato amistoso y afable.


De hecho, se muestran críticos y se dan cuentan a la vez del progreso de sus obras y de su trayectoria intelectual. Están en desacuerdo con un capitalismo liberal agresivo, que solo busca el interés material o económico, a costa del bienestar individual.  No tienen inconveniente, desde la confianza mutua, en proponer nuevas ideas el uno al otro y analizar los aspectos supuestamente mejorables de sus escritos, reconociendo a la vez la calidad y profundidad de estos. La inspiración o la genialidad de Jaspers influye en Arendt y viceversa. Son dos espíritus similares en muchos aspectos, aunque con estilos filosóficos diferentes, algo que es reconocido por ellos mismos.


Para Jaspers la búsqueda de la verdad es el objetivo principal de la actividad filosófica. En relación con un posible estado mundial futuro, Arendt se muestra prudente y precavida, ya que está convencida de que degeneraría en un potencial estado universal tiránico, por tanto, le parece más deseable la federación de estados, con cierta autonomía de poder, para evitar este tipo de tentaciones totalitarias.


Jaspers considera a Arendt como la conformadora de su Yo y escribe en una de sus cartas: “Estamos todos tan solos, entablamos monólogos, acumulamos éxitos y nos hundimos como piedras lanzadas al barro. En usted me interpela alguien cuya autenticidad no me es cuestionable y con el que siento estar en consonancia. Aunque usted se muestra más valiente de lo que yo soy”.


Otro de los libros de Karl Jaspers fue La bomba atómica y el futuro de la humanidad en el que se muestra, la absoluta necesidad de un diálogo abierto y crítico con los demás, en discusión continua, huyendo del soliloquio como forma de filosofar. Sería como volver al método socrático que es el propio de la filosofía. Es la reafirmación de la filosofía humanitaria, que debe ser comprensible y llegar al mayor número de lectores o personas. Quiere acercarse a todas las esferas de la realidad, con su filosofía reflexiva y libremente crítica. Publica Jaspers otro libro titulado Pequeña escuela de pensamiento filosófico, que incluye las lecciones que pronunció en una emisora de radio alemana, una vez por semana durante un cuatrimestre. Fue un gran filósofo y también hombre de Estado.

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