Aunque los vehículos eléctricos han ganado terreno en los últimos años, aún enfrentan desafíos, son mucho más costosos de fabricar, con lo cual se refleja en su precio de venta y esto disuade a muchos compradores.
Según algunas encuestas, alrededor del 60% de las personas no estarían dispuestas a pagar más por un vehículo eléctrico, en comparación con uno de combustión, también faltan suficientes incentivos gubernamentales para su adquisición, tienen una autonomía limitada, que es un obstáculo, ya que aunque ha mejorado levemente, algunos conductores temen quedarse sin carga en trayectos largos, además la red de recarga necesita mucha más expansión y mayor velocidad, contando con los fallos técnicos que son muy comunes en los puntos de recarga.
Muchos españoles desconocen los programas de incentivos para la compra de estos vehículos y el parque automovilístico de estos eléctricos en España es mucho menor que en otros países europeos, por otra parte, aunque no se mencione tanto, la infraestructura eléctrica debe adaptarse para soportar la creciente demanda de carga de todos ellos.
Estos coches eléctricos emiten cero gases de escape directos, lo que ayuda a reducir la contaminación del aire y el cambio climático, porque la energía eléctrica puede prevenir de fuentes renovables como la solar o la eólica, los costos de mantenimiento suelen ser más bajos, debido a la simplicidad mecánica de los motores eléctricos, además son más silenciosos y ofrecen una aceleración suave y rápida y la ausencia de vibraciones mejora la comodidad.
Muchos países ofrecen incentivos significativos para la compra de coches eléctricos, como exenciones fiscales o descuentos especiales.
Otro punto importante a tener en cuenta es, que la carga rápida busca alcanzar o superar los 40-50 km de transmisión de energía desde el cargador hacia la batería, la mayoría de los vehículos eléctricos pueden cargarse del 10% al 80% en unos 30-40 minutos con una carga rápida, el problema es que en España la red de puntos de recarga rápida aún necesita una expansión muchísimo mayor, ya que actualmente solo el 83% de los puntos solo son de recarga lenta, pero debemos de tener en cuenta, que la rápida puede afectar a la vida útil de las baterías, puesto que esta se puede sobrecalentar debido al flujo de corriente intenso, el cual puede reducir su capacidad con el tiempo, ya que puede provocar la formación de “cristales de litio” acelerando su desgaste y aunque los fabricantes implementan sistemas de gestión térmica y electrónica para mitigar los efectos negativos de las cargas rápidas, no todos los coches eléctricos tienen la misma eficiencia en este aspecto, con lo cual bajo mi modesta opinión, la carga rápida es conveniente más bien para viajes largos, pero usarla con frecuencia afecta a la longevidad de la batería, todo esto viene a confirmar que deben de seguir avanzando e investigando mucho más a fondo.
Lo más cómodo seria, que en el garaje de la casa se instale un cargador, mediante el cual durante la noche el coche se cargaría de la corriente necesaria para todo el día siguiente y no tener que andar buscando puntos de recarga, pero esto también tiene sus pros y sus contras, además de informarse debidamente de todo el proceso en cuestión, por diversas razones.
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