El 5 de agosto de 1934, el gobierno de Chile envió una nota muy enérgica a la Legación chilena en Asunción para ser entregada al Gobierno paraguayo.
A la hora 18 del dìa siguiente, el Embajador en Chile, Hal Sevier, informa al departamento de estado de su conversación con el asesor político del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, transcribiendo parte de la nota que alcanzó a ver.
Según Sevier, se ordenaba presentar al presidente Eusebio Ayala una protesta formal por no existir retractación de las opiniones inusuales y las ofensas imprudentes vertidas en una campaña anti-chilena, por lo cual el gobierno de Santiago había resuelto retirar su representante diplomático en Asunción.
El diplomático comunicaba que ha aumentado hasta un grado inquietante el intenso resentimiento de Chile contra la reciente campaña antichilena en la prensa paraguaya, de la que el Departamento está al tanto.
Sevier comunicaba que esta fuente expresó una fuerte sospecha de que, por motivos que no conocía claramente, la campaña de la prensa paraguaya contra Chile está, si no inspirada, al menos apoyada por el Gobierno argentino.
Esta acusación que será más tarde corroborada por otras fuentes, obedecía a la alta dependencia económica y política del gobierno paraguayo con respecto a Buenos Aires, relación que en los hechos funcionaba como si el Paraguay fuera una provincia argentina.
Chile, país de economía extractiva y dependiente de la minería, había sufrido los devastadores efectos de la Gran Depresión en medio de la alternancia entre Ibáñez del Campo y Alessandri.
El cambio de gobierno en un país donde el poder político estaba militarizado, dejó desocupados a Oficiales chilenos que obligados por las circunstancias, participaron en filas bolivianas de la guerra por el Chaco con Paraguay.
El día 7 de agosto, el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires informaba al Secretario de Estado que, en plena Guerra del Chaco, Chile solicitaba a la cancillería argentina hacerse cargo de la Legación Chilena en Asunción, solicitud aceptada por Saavedra Lamas.
Desde Asunción, el miércoles 8 de agosto de 1934, el afamado escritor Meredith Nicholson, representante diplomático de Estados Unidos en Paraguay e impulsor de la polÍtica del buen vecino de la administración Roosevelt, informará a Washington que el representante de Chile dejará Asunción cuatro días después, el Domingo 12 de agosto.
Nicholson comunicará que toda la “crisis” paraguayo chilena se desarrollará mientras el presidente Eusebio Ayala se encontraba convaleciente por una enfermedad, por lo que no había podido reunirse con él como lo hacía cotidianamente.
Cuando días más tarde se reunió con Ayala, Nicholson informó que el presidente paraguayo se refirió a la cuestión del petróleo y dio poca importancia al problema con Chile, aumentando las sospechas de un operativo de prensa para crear un conflicto artificial entre Asunción y Santiago.
El 20 de septiembre de 1934, Sevier, embajador de Estados Unidos en Chile, informará que se consideraba superada la crisis paraguayo-chilena a través de la intermediación del chileno Felix Nieto y el embajador paraguayo en Buenos Aires, Vicente Rivarola.
La resolución coincidió con la elección de un delegado chileno para integrar el Consejo de la Liga de Las Naciones, considerada por el canciller chileno Cruchaga Tocornal como una victoria sobre su archirrival Saavedra Lamas, con quien según Sevier, se disputaba el papel del gran pacificador latinoamericano.
El episodio de la enigmática guerra paraguayo-chilena queda así resuelta como un subproducto de la rivalidad argentino-chilena, en medio de la poco explicada guerra del Chaco.
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