Esta época junto con sus avances se mueve a pasos agigantados y, parece ser, que junto a ella surgen otras formas de desarrollo tanto humanístico como intelectual. Hoy en día, por ejemplo; todas las inteligencias artificiales y los programas para escribir y/o redactar van tan rápido, que al parecer, no encontramos una forma para alcanzarlos y más en este lado del mundo en el que aún tenemos falencias en varias áreas del desarrollo artístico y cultural.
Pero, no todo son noticias negativas, ya que casi siempre hay —como en la cotidianidad— una solución a varias preguntas o problemas y quizá un ejemplo de lo anterior, sea el caso del enorme trabajo que realiza la Lic. Inia Flamenco junto con el equipo de la Red de Bibliotecas Públicas de Honduras, quienes arduamente se encargan de acompañar los procesos de enriquecimiento cultural y enseñanza de la literatura y la escritura a los jóvenes del país a través de los talleres que imparten desde las diferentes modalidades en las bibliotecas municipales y demás centros educativos que, abren sus puertas para que las voces de la narrativa y la poesía entren por ellas, a dejar esa huella imborrable de la imaginación.
Para ese día ya me habían citado desde temprano y nos encontramos en un café de la localidad con la Lic. Inia Flamenco y el equipo de la Red de Bibliotecas Públicas de Honduras, para hablar sobre un taller que veníamos trabajando y pensando desde hace ya varias semanas y que, en esta ocasión, fue para mí una sorpresa tremenda el darme cuenta que ellos habían pensado en que yo impartiera dicho taller y de paso sería de poesía. "Es un gran reto", me dije, pero no podía dejar pasar la oportunidad de acompañar a los muchachos y, a los demás que lo estaban haciendo posible.
Luego de afirmarles a los organizadores y asumir esa tarea de alta responsabilidad también pensé en que la propuesta me dejó entre dos mundos; uno de dicha y alegría porque tallerear la poesía es algo que me satisface mucho, ya que como bien dicen, no sólo de pan vive el hombre, pues también la palabra escrita lo nutre y alimenta. Después, me asaltaron las dudas y otras inquietudes, ya que, como es bien sabido dar talleres no es sólo sentarse a hablar con los estudiantes sobre poesía, también es ser dinámico y activar ese lado de energía e interés que la juventud tiene por la palabra escrita y las otras formas en las que se nos manifiesta la literatura y que, a veces, no solemos aprovechar de manera adecuada para poder darle a la enseñanza poética el camino hacia ese desarrollo de una pedagogía literaria comprometida con el desarrollo artístico, innovador e intelectual de los jóvenes.
Posterior a terminar algunos ajustes y saber otros detalles meramente pedagógicos del taller, el tiempo se nos fue entre café y plática y así, de manera sucesiva nos fuimos fraguando el camino hacia la Biblioteca Comunitaria de San Manuel, Cortés el destino que nos esperaba en esta ocasión. Al lugar, llegamos puntuales ya que esa, es una de las cualidades que destaca en el trabajo de la Lic. Inia Flamenco, para luego ser recibidos amablemente por las autoridades que ya nos estaban esperando para que en aquel bonito lugar, se hiciera presente como en una gran convocatoria de antaño la poesía y sus fecundadores.
Pasó muy poco tiempo cuando en el portón ya asomaban los jóvenes estudiantes del décimo grado de informática, dirigidos por uno de los maestros guías del grado; que a pesar del calor pesado decidió acompañar a los estudiantes en esta travesía por el arte y la cultura. Aquel lugar antes lleno únicamente con la vida de los libros ahora cobraba mucha más luz con la energía de los treinta y dos estudiantes que llegaron totalmente dispuestos a conocer la propuesta literaria que se llevaba en este taller de poesía; que prometía hilar palabras e imaginar desde la escritura, otros mundos en compañía de la Red de Bibliotecas Públicas de Honduras.
En esta ocasión decidí iniciar el taller hablando desde el «yo poético» y es que no importa lo bien que escribamos o incluso la madurez literaria, siempre nos costará hablar de nuestra propia escritura; como si se tratara de una pena o condena (al menos ese es mi caso) pero la sensación de que este sería un taller diferente me animó a dejar los prejuicios anteriores y entrar de lleno con la presentación para que fuera la poesía y sus formas de surgir en este mundo la que nos dirigiera hacia esos mundos en donde nos lleva la inmensa imaginación y las diferentes emociones que nos habitan.
Sin duda, no me equivoqué al decir que este taller sería diferente, puesto que, los jóvenes fluyeron tan rápido que en medio de una plática y otra me preguntaron: ¿Vamos a leer poesía? Yo estaba como impactado, pues no fue necesario que yo preguntara y eso me llenó de tanta satisfacción, ya que me dio la sensación de que se estaban disfrutando el entramado del taller que querían comprobar la hipótesis de que; uno se inspira cuando menos se lo imagina o en este caso, cuando a la poesía se le da por guiarnos hacia la creación literaria.
Después de las breves lecturas de poesía pasamos a la enseñanza poética nuevamente y tuvimos una experiencia completa en la poesía, abordando la valoración crítica de obras, la creación literaria con énfasis en el uso de figuras literarias y la conexión de la poesía con la vida cotidiana. Todo lo anterior lo fuimos logrando a través de ejercicios prácticos de tal forma que los participantes exploraron el cómo y el por qué de las técnicas en la poesía y sobre la importancia de estas, para llegar a reflejar y transformar la realidad personal y social.
El tiempo se nos fue rápido pero nos ajustó para que los jóvenes pudieran crear sus primeros versos y posteriormente sus poemas que leyeron en medio de un espacio bonito que se organizó en conjunto con las autoridades y Lic. Inia Flamenco. Ahí también entre fotos, risas, frases hermosas y otras reflexivas pudimos notar que llegarán miles de formas de escritura y, por tanto de poesía con el paso de los años, pero nada podrá superar aquella que es arrancada del alma y de los sentimientos más íntimos de quienes los plasman a través de la indeleble palabra escrita.
Junto con la Lic. Inia Flamenco y el equipo de la Red de Bibliotecas Públicas de Honduras, nos despedimos de los muchachos con aquella sensación de que volveríamos quizá a contar cuentos, o para organizar un círculo de lectura y probablemente en un tiempo cercano; a conocer la madurez poética de jóvenes talentosos, que aún creen en el poder de la literatura y por ende han decidido dejarse llevar por las aguas —a veces cálidas y otras turbulentas— de la palabra cincelada en verso y estampada finalmente en poesía.
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