En más de una columna he expresado que Los Secretos son mi grupo musical por excelencia. Su música, su composición y la profundidad de sus letras me atrajeron y me enamoraron desde bien jovencito. Permítanme hacer como una especie de juego de palabras con algunas de sus canciones: Frío, un frío interior que siento si no los escucho; Aunque tú no lo sepas, me recuerda que Los Secretos serán siempre mi grupo preferido; Por el bulevar de los sueños rotos, oyéndola uno siente que la vida sigue aunque hayas tenido alguna adversidad; Pero a tu lado, la escucho y me enamoro más de mi pareja, de mi compañera, de mi amor, Eva; Sobre un vidrio mojado, oyes su letra y te recuerda que cuando amas, el nombre de tu amada, en mi caso Eva, aparece en tu mente y lo escribes donde sea; Hoy no, aquí aprendes que las discusiones con quien quieres son una estupidez; Otra tarde, preciosa canción que transmite sentimientos, sentimientos de pasar una tarde con la persona amada; Volver a ser un niño, efectivamente, nunca has de dejar salir ese niño que llevas dentro; Te he echado de menos, ¡uff!, esperas la hora de ver a tu chica escuchando esta canción, y deseas adelantar las horas; Sólo ha sido un sueño, cuando tienes una pesadilla, te levantas, pones la canción, y vuelves a respirar; Cada día; despiertas, sientes el respirar de con quién compartes vida, y piensas: ¡eso cada día!; Cada vez que tú me miras, la preciosidad del corazón, la hermosura del alma... ¡Y muchísimas más! Sí, Los Secretos, se oyen, se escuchan en mi interior...
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