La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) reclama un protocolo común de actuación y prevención en alergias en los colegios para garantizar la seguridad de los alumnos con enfermedades alérgicas, asma o inmunodeficiencias primarias (IDP). Las alergias infantiles aumentan cada año por lo que es preciso proporcionar entornos seguros, sobre todo para los casos más graves, en los que un descuido o accidente pueden resultar mortales.
Según cifras de la SEICAP, un 25% de la población infantil padece algún tipo de enfermedad alérgica, lo que representa cerca de 2 millones de niños en toda España. Esta cifra aumenta un 2% cada año y obliga incrementar las precauciones.
Los pediatras alergólogos advierten que la anafilaxia es la reacción más grave que puede producirse en un niño con alergia y hasta una de cada cinco pueden desencadenarse en el ámbito escolar. En este sentido, los pediatras alergólogos consideran que un protocolo de actuación común frente a las alergias en el entorno escolar podría evitar muchas de estas reacciones por no actuar a tiempo. A su juicio, es importante una formación en alergias por parte del profesorado y del personal no docente. “Deben conocer cómo identificar los síntomas de las distintas enfermedades alérgicas, es importante que conozcan las medidas de prevención y evitación de alérgenos para evitar situaciones de emergencia”, afirma la doctora Ana Martínez-Cañavate Burgos, presidenta de la SEICAP.
Aunque cada vez son más las campañas que reclaman la presencia de dos autoinyectores de adrenalina en los botiquines de los colegios para casos de emergencia, no es habitual que los centros escolares los tengan. Por lo tanto, es clave que los niños lo lleven consigo para entregárselo al tutor o responsable y que las familias estén pendientes de su identificación, conservación y caducidad.
En cuanto al informe médico, se debe comunicar al centro escolar la última actualización de este ya que los cambios de peso que pueden ocurrir en vacaciones hacen que, a menudo, sea necesario modificar la dosis de la medicación. A ello hay que sumarle que el niño puede manifestar nuevas alergias durante el verano y el centro debe estar avisado.
También hay que extremar las precauciones con los niños que han debutado recientemente con una alergia alimentaria y este año acuden por primera vez al comedor escolar. “Es conveniente que en la misma semana que comienza el curso los padres tengan una reunión con la tutora o tutor del niño con alergia o asma. Durante el encuentro se deberá proporcionar al profesor información detallada sobre la alergia o características de asma del alumno, qué medicación necesita, cómo administrarla y qué consejos de seguridad se deben seguir”, expresa la doctora Martínez-Cañavate.
Alérgenos ocultos en material escolar
Ceras, tizas, pasta para modelar y pegamentos, materiales de uso común en las aulas por parte de los niños, contienen en su fabricación, con mucha frecuencia, gluten, frutos secos, soja o proteína de la leche. El contacto, la inhalación o la ingestión accidental de estos productos hace peligrar la seguridad y la vida de los niños con enfermedades alérgicas, asma o inmunodeficiencias primarias (IDP) en la escuela.
Ante la presencia de alérgenos alimentarios ocultos en el material escolar, la SEICAP recomienda buscar alternativas para los trabajos manuales con los artículos implicados, reemplazarlos por otros y repasar por parte del profesorado el listado de objetos que pueden contener estos ingredientes.
"Es fundamental que en ninguna actividad escolar se discrimine al niño debido a su alergia; lo que se debe garantizar es que siempre exista una alternativa adecuada. Asimismo, es imprescindible contar con medicación de emergencia en el centro, ubicada en un lugar de fácil acceso", explica la doctora Martínez-Cañavate.
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