Hablando con un sacerdote que se esfuerza por cumplir su vocación, me dice que hay mucha duda y preocupación en esta sociedad en la que vivimos y en donde hay que poner el acento. Yo solamente soy un seglar anciano, pero católico, como diría Marcelino Menéndez Pelayo, ilustre santanderino, a “machamartillo”. Si no tenemos la certeza de que CRISTO ES VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE, QUE MURIÓ CLAVADO EN UNA CRUZ POR LIMPIARNOS DE NUESTROS PECADOS, LIBRARNOS DEL PODER DE SATANÁS Y ABRIRNOS LAS PUERTAS DEL CIELO, QUE ESTÁ VIVO Y PRESENTE EN LA DIVINA EUCARISTÍA Y QUE ES LA IGLESIA, Y TENEMOS QUE ADORARLO Y AMARLO COMO NUESTRO DIOS Y SEÑOR QUE ES, de poco sirven las pantallas, las charlas interminables y los escritos de párrafos y párrafos. Lo que mueve al hombre es ver a CRISTO CLAVADO Y MUERTO EN LA CRUZ POR CULPA DE SUS PECADOS; esto moverá su corazón al arrepentimiento y a cambiar de vida. Y lo sagrado, lo divino, es para adorarlo, postrados de rodillas ante Dios, y la comunión en la mano ERA Y SIGUE SIENDO UN SACRILEGIO; SOLAMENTE EL SACERDOTE TIENE LAS MANOS CONSAGRADAS.
Resumen: Hay que poner a CRISTO CLAVADO Y MUERTO POR TI PARA LIBERARTE DEL PECADO, Y QUE QUEDÓ VIVO Y PRESENTE EN LA DIVINA EUCARISTÍA PARA QUE TÚ, LIBRE DE PECADO, LE RECIBAS Y PARTICIPES DE SU DIVINA VIDA. Si cumples esto, serás feliz, tendrás paz y alcanzarás la vida eterna.
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