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Universitarios a la sopa boba

Venancio Rodríguez Sanz, Zaragoza
Lectores
miércoles, 11 de septiembre de 2024, 11:53 h (CET)

Tenía un cliente que mientras se sacaba la carrera de económicas, para ganarse unas pelas para pagarse los estudios y sus gastos, organizaba viajes en bus a una discoteca de Fraga. Seguro que en más de una ocasión has oído la expresión «Carpe Diem». Se trata de una frase que el poeta latino Horacio reflejó en el primer libro de las Odas: «Carpe diem, quam minimim credula postero», que se traduce como: «Aprovecha el día de hoy; confía lo menos posible en el mañana». Por lo tanto, es una invitación a vivir el presente y disfrutar el momento ya que el futuro es incierto y nadie sabe lo que le va a deparar. Ahorrar no sirve de nada, al menos que quieras sentarte a ver como tus ahorros se los lleva la inflación en el mejor de los casos. Las frases, refranes y proverbios no funcionan en todos los contextos. Siempre puedes encontrar otro que lo contradice. Por ejemplo: “Hay que mirar al cielo, pero con los pies en la tierra. El carpe Diem está haciendo estragos entre la juventud porque, dinero que pillan, dinero que funden. A no ser que quieras que la mamá te lave los calzoncillos toda la vida, tendrás que ir pensando en ahorrar. Bien es verdad que la inflación podría acabar con tus expectativas. Para evitar esto podrías invertir o emprender un negocio, por modesto que sea. Ya sabemos que ello conlleva un riesgo, pero el contacto con el mundo laboral es la forma más rápida de hacerte un hombre. En EE.UU y Alemania, mientras acaban la carrera, la gente se busca la vida como lo hizo mi cliente.

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Afrontando las navidades, fiestas intemporales que van más allá, desde el punto de vista religioso y  cultural, de su actual avatar cristiano, vuelvo, mucho tiempo después, a las cuevas del Castillo, en Cantabria; allí, inmortalizadas en las paredes cavernarias, me encuentro de nuevo con aquellas manos que otros humanos inmortalizaron hace decenas de miles de años. 

Me refiero a esas apreciaciones que nos deslizan hacia la experiencia sublime en los diferentes estratos de la presencia humana. Contienen el duende necesario para abstraernos de las naderías y hacernos fijar la atención con maestría, moviendo hilos indescriptibles. Funcionan con ese algo especial capaz de congregar en el mismo estrado fascinante a la emisión de un mensaje de calidad y la fina sensibilidad del receptor.

Basado en las microexpresiones faciales, sin que digas una sola palabra, está claro que la mirada lleva diferentes firmas emocionales. Las arrugas de expresión transmiten mucho más de lo que imaginas y la mayoría de las veces, quienes conviven contigo suelen decir que te conocen.

 
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