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Juan Antonio Narváez Sánchez, Madrid

Libertad de información para la verdad

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Se ha acuñado de manera casi taxativa y exclusiva la denominación “Libertad de expresión” en relación con los medios de comunicación. Expresión es una denominación común, es la especificación, declaración de una cosa para darla a entender y eso mismo es lo que podría llevar a que un hecho concreto, de manera inducida, pueda ser interpretado como algo positivo o como algo negativo.


Más exigible y adecuada sería la denominación “Libertad de información”. Un medio de comunicación puede perfectamente seleccionar la información a transmitir. Información que no es otra cosa que la acción y efecto de informar o informarse, que deriva de enterar, dar noticia de un hecho. Y es en esta acción de informar donde se requieren, por ética profesional, unos condicionamientos: objetividad, rectitud, respeto y, principalmente, veracidad.


Nos topamos con el dilema permanente: ¿Qué es la verdad? Una frase evangélica que fue la clave para que Jesucristo fuese condenado por Pilato tras un juicio inicuo: “Qué es la verdad”. Como otras veces recurro al Diccionario de la RAE, siempre tan socorrido, y aunque hay diversas interpretaciones selecciono la que considero que se adapta mejor al caso y admite menos discusiones: “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”. Se podrá encontrar para ese hecho concreto multitud de justificaciones sobre su bondad o malicia, pero en ningún caso se podrá negar porque es VERDAD.


Y en esto estriba la calidad, el prestigio y la credibilidad de un medio de comunicación; y de ahí también la fiabilidad y profesionalidad de las personas que lo componen.

Libertad de información para la verdad

Juan Antonio Narváez Sánchez, Madrid
Lectores
sábado, 21 de septiembre de 2024, 11:50 h (CET)

Se ha acuñado de manera casi taxativa y exclusiva la denominación “Libertad de expresión” en relación con los medios de comunicación. Expresión es una denominación común, es la especificación, declaración de una cosa para darla a entender y eso mismo es lo que podría llevar a que un hecho concreto, de manera inducida, pueda ser interpretado como algo positivo o como algo negativo.


Más exigible y adecuada sería la denominación “Libertad de información”. Un medio de comunicación puede perfectamente seleccionar la información a transmitir. Información que no es otra cosa que la acción y efecto de informar o informarse, que deriva de enterar, dar noticia de un hecho. Y es en esta acción de informar donde se requieren, por ética profesional, unos condicionamientos: objetividad, rectitud, respeto y, principalmente, veracidad.


Nos topamos con el dilema permanente: ¿Qué es la verdad? Una frase evangélica que fue la clave para que Jesucristo fuese condenado por Pilato tras un juicio inicuo: “Qué es la verdad”. Como otras veces recurro al Diccionario de la RAE, siempre tan socorrido, y aunque hay diversas interpretaciones selecciono la que considero que se adapta mejor al caso y admite menos discusiones: “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”. Se podrá encontrar para ese hecho concreto multitud de justificaciones sobre su bondad o malicia, pero en ningún caso se podrá negar porque es VERDAD.


Y en esto estriba la calidad, el prestigio y la credibilidad de un medio de comunicación; y de ahí también la fiabilidad y profesionalidad de las personas que lo componen.

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