Es muy sorprendente hasta qué punto se ha generalizado, sobre todo entre gente joven aunque también entre mayores, la necesidad imperiosa de hacer ejercicio físico diario, “para encontrarse bien”. Surgen gimnasios por todas las esquinas, convencidos -imaginamos- de que el negocio es seguro, considerando el crecimiento de gente tremendamente “necesitada” de estar totalmente en forma.
No sé muy bien la diferencia tan importante que existe entre esta generación de jóvenes, tan necesitados, y las anteriores generaciones en las que no hacíamos más que el deporte que nos gustara, normalmente el fin de semana. Porque durante la semana hay más cosas que hacer que estar una hora rodeado de máquinas para ejercitar los músculos.
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