Se ha puesto muy de moda hablar del relato periodístico. Relatar es “volver a traer”. Relatar es redactar una construcción narrativa para dar sentido a los datos que se han producido. Es decir, complementar una noticia. Constantemente estamos utilizando el “relato” como una forma de aclarar si es necesario una noticia, a fin de hacerla más comprensible por el lector. El problema surge cuando el periodista, en aras de “meter mano” en el texto, a fin de arrimar el ascua a su sardina (o a la del medio que le paga), tergiversa su contenido y da un “relato” que se aleja de la realidad. Podemos observar como los “relatos” de los distintos medios y las opiniones de los tertulianos, se diferencian notablemente entre ellos y nos hacen dudar de su sinceridad. Del “relato” de los portavoces políticos mejor no hablar. Es bien conocido el proceso de redacción de cualquier noticia. Se trata de responder a las preguntas: ¿qué, quién cómo, cuándo y dónde? Cuando además se empieza a intentar razonar ¿por qué? y ¿para qué?, comienza a surgir el relato. Los historiadores, que en el fondo son periodistas a largo plazo, se introducen en largos debates sobre todo lo que se ha reflejado en la historia escrita y, mucho más, en la transmitida oralmente de generación en generación. Tan solo hay que ver la riada de libros que analizan el pasado siglo en España. No hay dos que digan lo mismo. Relatos a largo plazo. Por eso, les recomiendo que desconfíen de los relatos que convierten las noticias verdaderas en falsas y, mucho más, de las “historias” que nos transmiten por las redes. Dicen más trolas (fake news, que se dice ahora para quedar bien) que en su día publicaba el “Siete fechas” un periódico al que denominaban “el siete mentiras”. Termino hablando bien de un telediario. El de ayer en todas las cadenas en el que pudimos presenciar como se abrazaron los portavoces del PSOE y el PP cuando hablaron de Valencia en el Congreso. Sin que sirva de precedente me solidarice en ese abrazo. Se me saltaron las lágrimas pensando que eso es lo que tenían que haber hecho desde primera hora. Una buena noticia que no necesitó del relato. Acabo felicitando a las autoridades y a todos los malagueños. Hemos pasado un día muy malo y con muchos problemas. Pero excelentemente encauzado y controlado por todos los responsables, los medios de comunicación y los malagueños. El problema de Valencia nos ha espabilado a todos. Gracias a Dios hemos tenido más suerte que ellos.
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