Conociendo el percal se conoce la lana. No creo que haya nadie en España que no conozca a Massimo Atracco. Aunque, a decir verdad, aún habrá algunos rufianes que sigan ignorándolo y no lo tengan en cuenta. Este desabrido Pedro das Trampas, así podríamos llamarlo, acumula postizos estudiados al máximo, propios de este engendro de Hurto Sinescrupoulos.
Estoy seguro de que, con estos nombres, habrá personas que no le identifiquen. Al parecer, se trata del presidente comunista social del gobierno de España. Por cierto, también se le conoce como Falcón Crest, entre otros apodos.
Esta perturbada persona ha tenido en sus manos la famosa pandemia, la crisis económica y la Ley de Amnistía. Sin olvidar el pollo que ha armado con la Dana Valenciana, lo mismo que ha pasado en mi hermosa tierra andaluza: Málaga, Almería, Córdoba, parte de Huelva y un pedacito de Jaén.
No voy a entrar en lo que ha dicho este Otto Frauden, por decir algo. Sin embargo, si no abandona el campo de batalla en Paiporta, amparado por sus incontables guardaespaldas y el paragüitas que llevaba, podríamos estar contando otras milongas.
Las sandeces de este Mestafa Al-Votar, el último martes, culpando al “cambio climático” por la tragedia de Valencia, son inverosímiles. Este último domingo estuve de visita en Hornachuelos, en la finca de un compañero de este pueblo. Hacía buen tiempo, y el clima invitaba a dar un paseo por la sierra. Sin embargo, al ver tantísimo matorral, no pudimos disfrutar del paseo y retomamos el camino a la casa.
Ya lo ve, Mestafa, por culpa de sus amigos negacionistas y toda la horda que le rodea, este compañero mío tiene una astilladora y dos segadoras oxidadas y muertas de risa de no usarlas. Las tiene prohibido ponerlas en marcha. Ante esto, le preguntaría: ¿quién tiene la culpa de la limpieza de los campos?
Mi querido melojo (gentilicio de Hornachuelos), esa misma noche me envió una reseña por e-mail que decía: “El Gobierno de Zapatero tumbó el Plan Hidrológico Nacional de Aznar, que contemplaba obras en ríos y barrancos”.
Que Dios le dé salud y fuerza para que vea con claridad todas sus acciones enfangadas y manchadas. Y quédese todo el tiempo que quiera en Azerbaiyán o en Brasil. ¡Ah, Máximo Atracco! No olvide el paraguas, que vienen más DANAS de otro tipo.
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