Verdaderamente, creo en las sociedades estructuradas y maduras, donde la familia es la estructura básica de la sociedad. La familia es importante, pero siempre tendrá la importancia que los poderes públicos quieran darle. La familia es la célula fundamental de la sociedad y el entorno en el que se desarrollan, aprenden y forman los que primero son niños y luego llegan a ser los ciudadanos que a su vez formarán la sociedad.
Hay muchas maneras de valorar la familia, pero actualmente se ven desplegadas muy pocas. La primera forma de demostrar que la familia es respetada y es querida, sería empezar a tomar las decisiones que afectan a la sociedad con una perspectiva de familia. Las decisiones que implican gasto, tributos, propuestas políticas varias y la elaboración de normas, se deben tomar teniendo en cuenta cómo afectan a los diferentes grupos de personas.
Si se valora la familia, a la hora de elaborar o modificar ciertas normas, hay que ver si éstas afectan a la familia, si la benefician, la perjudican o le resultan indiferentes.
En algunos ayuntamientos ya se ha regulado que las mujeres embarazadas a partir del quinto mes de gestación puedan utilizar las plazas reservadas para personas con discapacidad, o plazas de aparcamiento especiales, llamadas plazas rosas.
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