Tras su carita angelical, se escondería agazapada una mantis religiosa que devora a todo macho pepero que se interpone en su camino, sin necesidad de apareamiento ni cita previa. Además, Isabel Díaz Ayuso atesora un rico repertorio gestual con el que desarbola a la oposición y apasiona a sus incondicionales. El gesto más habitual de Ayuso es un tic facial (parpadeo y muecas) que utiliza para humillar sin misericordia a la oposición política.
En su variado repertorio, Ayuso incluye tics vocales como los gruñidos y carraspeos con los que replica a la oposición en la cámara madrileña.Ello se complementa con la coprolalia o uso involuntario de palabras obscenas o de palabras y frases inapropiadas en el contexto social (me gusta la fruta) y en casos extremos, Ayuso podría utilizar la copropraxia o gestos políticamente incorrectos.
En el aspecto personal, Ayuso sería una nómada emocional que no consigue sedimentar sus sentimientos, lo que le impele a ser inconstante en las relaciones personales. "En Madrid puedes cambiar de pareja y no te la encuentras nunca más".
Para paliar su inestabilidad vivencial, Ayuso habría optado por mudar con frecuencia de pareja y vivienda, por lo que ya estaría pensando mudarse al Palacio de la Moncloa al tiempo que busca desesperadamente un novio que no se le declare delincuente confeso.
En su abundante tiempo libre, Ayuso es una apasionada de los masajes-entrevistas con el Motos y la Quintana así como de acudir a conciertos y corridas de toros, beber unas cañas en libertad y correr maratones solidarios para rebajar kilos.
En el colmo del paroxismo, se sueña reina consorte pero la Leti está informada y la castiga con el látigo de su indiferencia cuando coinciden en algún acto oficial.
|