5 tarjetas de felicitaciones Navideñas a la vez, nada más. Por WhatsApp solo se pueden mandar 5 postales con palabras manoseadas de otro, nada más ¿No será esto mucho esfuerzo? ¿No nos saldrá, quizás, una hernia de darle tanto al dedo? Si sigue esto así, llegará el día en el que las felicitaciones se mandarán automáticamente... Teniendo en cuenta que las felicitaciones de cualquier tipo son algo intimo, mandar postales con palabras escritas por otro individuo es lo mismo que ponerse ropa intima ya usada por otro fulano. A las 14.00 de cada día recibo una tarjeta de este tipo. Y más que agradecimiento, siento fastidio al pensar que es una prenda ya sudada. Y que 5 personas recibieron a la misma hora el mismo correo. Ni siquiera se toma la molestia de escribir mi nombre debajo de la tarjeta. ¿Se imaginan recibir todos los días por WhatsApp un calzoncillo usado? Eso es lo que siento. De aquí deduzco que escribir es hacerse daño. Y que por eso cada día se escribe menos. Escribir es dejar el pecho al descubierto. Es mostrar al otro tus secretos más íntimos. Escribir es desnudarse. Porque se destapan las fallas. Porque hay que atizar los rescoldos de los sentimientos para leer en las llamas lo que significan. Porque hay que entrar en ese espacio oscuro donde nada se ve y todo se ha de adivinar.…
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