Hace algunos días, caminando por el Turia, reparé en la frase de la imagen. Mirar esa imagen escrita en un muro me permitió pensar en lo que debemos esforzarnos por tener una nota, una calificación.
La frase “Eres más que un examen, eres más que una nota” refleja una profunda reflexión sobre el sistema educativo y los valores que deberían prevalecer en la formación de los y las estudiantes. En una sociedad que tiende a medir el éxito principalmente a través de calificaciones y logros académicos, este enunciado nos recuerda que el valor de una persona no debe ser reducido a un número o a un resultado de una evaluación.
Vivimos en un entorno donde las calificaciones a menudo se convierten en el principal referente para evaluar la capacidad, el esfuerzo y el futuro de un estudiante o de una estudiante. Sin embargo, esta perspectiva limita la visión de lo que realmente significa ser competente y valioso. La educación, en su forma más plena, debe ser un proceso integral que abarca no solo la adquisición de conocimientos, sino también el desarrollo personal, emocional y social de cada ser humano.
Habitualmente, los momentos de nuestra vida están marcados por el salto de una etapa a otra. Excel les llamaría hipervínculos y en general, consisten en momentos de agobio, nerviosismo, esperanza, en fin, la lista de sentimientos es muy extensa.
¿Acceso al cole? ¿Acceso a escuela de fútbol? ¿Acceso a la ESO? ¿Acceso a la Universidad? ¿Acceso a un Postgrado? Todos estos momentos pueden estar marcados por la selectividad y por pruebas de acceso.
El año 2007, escribí un artículo en conjunto con Fredy Wompner, en el que analizamos el fenómeno de "aprender a aprender". En ese trabajo, analizamos una estrategia de aprendizaje que ha sido muy incorporada a la educación actual, al menos a nivel conceptual. En dicho artículo, discutimos y presentamos una problemática en cuanto a la valoración de este tipo de aprendizaje y su aplicabilidad en la educación superior.
"...La experiencia docente y las exigencias que trae consigo el mundo moderno al sistema educativo son los principales argumentos que avalan este tipo de aprendizaje. Sin embargo, la falta de instrumentos apropiados de evaluación y la dificultad de generar una estrategia común a todo un grupo de docentes son las principales críticas a esta estrategia. La discusión no está aún zanjada y el paradigma del “Aprender a aprender” es cada vez mayor. Lo que si puede afirmarse con cierta seguridad es que existen circunstancias en las cuales este método de aprendizaje ofrece mejores resultados que los otros métodos conocidos. Es en este contexto en que el lograr identificar claramente las circunstancias que favorecen esta estrategia resulta ser lo más importante de este análisis..." (Wompner & Fernández, 2007).
La educación contemporánea debe incorporar a miles de estudiantes. Ese es un inconveniente que enfrentar, pues lamentablemente la docencia se va alejando de la individualidad. Muchos hemos sentido en algún momento de nuestras vidas, que se nos trata como sólo un número, sin recibir la preocupación que necesitamos. La calificación juega un rol importante, estructurar un orden, es decir, establecer un criterio cuantitativo que permita solucionar el problema económico, es decir, dar acceso a las múltiples necesidades de la población, con los recursos escasos que se tiene a disposición.
Es esencial reconocer que un examen o una nota no puede capturar la totalidad de una persona. Los exámenes, por más rigurosos que sean, son solo una medida parcial de las habilidades académicas, y a menudo no reflejan la creatividad, la inteligencia emocional, las habilidades interpersonales o las competencias prácticas de un estudiante. Cada persona tiene un potencial único que no se puede medir únicamente en términos de rendimiento académico, pues ese potencial se extiende a áreas como la resolución de problemas, la empatía, la resiliencia y la capacidad para trabajar en equipo.
Además, este tipo de frase también invita a reflexionar sobre el bienestar, ya que la presión por obtener buenas notas puede generar ansiedad, estrés y un enfoque desmesurado en el "resultado final" en lugar de valorar el proceso de aprendizaje. Al reconocer que los estudiantes son más que un examen, se les permite ver la educación como una herramienta de crecimiento y no como una mera competencia de números.
Sería un mundo ideal si los docentes pudieran dedicar mucho más tiempo a fortalecer las competencias individuales de cada estudiante. Sin embargo, ello es complejo si consideramos la cantidad de horas que trabajan los y las docentes, la cantidad de horas que deben dedicar a preparar sus clases y la cantidad de alumnos y de alumnas que deben educar. Debido a lo anterior, el complemento al proceso educativo puede abordarse desde sesiones individuales, talleres, clases particulares y otro tipo de mecanismos, ello es fundamental si buscamos el desarrollo íntegro de los y las estudiantes.
En conclusión, la frase “Eres más que un examen, eres más que una nota” no solo es un recordatorio importante para los estudiantes, sino también para los educadores, padres y sistemas educativos en general. Nos desafía a cambiar la manera en que valoramos el aprendizaje y a fomentar un enfoque más holístico y humano, donde cada individuo es visto en su totalidad, con todas sus capacidades, talentos y potenciales. La educación debe servir para desarrollar personas completas, no solo buenos estudiantes en términos de calificaciones.
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