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Santa Claus era español (y no es broma)

Al menos así lo decidieron los creadores de este mito en los Países Bajos durante la ocupación española en el siglo XVI
Ángel José González Herrero
martes, 31 de diciembre de 2024, 08:53 h (CET)

Santa Claus venía de España; al menos así lo decidieron los creadores de este mito en los Países Bajos durante la ocupación española en el siglo XVI, antes de que se convirtiera en una figura clave de la Navidad en la cultura anglosajona y contemporánea.


Santa claus español


En los tiempos de la dominación española en Flandes, prendió entre los antepasados de los actuales belgas y holandeses una tradición que hoy continúa: Sint-Nicolaas, (San Nicolás en neerlandés) un obispo con barba blanca y traje rojo que llega desde España en barco y deja regalos junto a los zapatos de los niños. Le ayuda un paje de color, llamado Pedrito el negro. Es la fiesta que allí denominan Sinterklaas y culmina con la entrega de regalos el 6 de diciembre. Ese día, pero en el año 343, murió el verdadero y originario San Nicolás, obispo nacido en la actual Turquía, en los albores del Imperio Bizantino, afamado por ser bondadoso, protector de los niños y dejar regalos en secreto. Sus restos acabaron siglos después en Bari, Italia.


Los ciudadanos de Flandes en aquella época pensaban que San Nicolás llegaba desde España ya que el Imperio se extendía hasta Italia, donde estaba enterrado cuando se originó el mito que tanto ilusionaba a los niños belgas. Su tradición dice que viene desde Alicante, de donde es patrón, previo paso por la corte de España, Madrid.


El salto del mito a América se produjo poco después, cuando los neerlandeses fundaron Nueva Ámsterdam en 1625 en el mismo sitio donde hoy está Nueva York. Aquellos colonos de los Nuevos Países Bajos de América del Norte mantuvieron la celebración de Sinterklaas en aquellas tierras, una tradición que permaneció viva tras la toma de la ciudad por parte de los británicos, quienes cambiaron su nombre por el de Nueva York.


Desde el siglo XVII hasta el XIX el mito de San Nicolás ( que empezó a denominarse Santa Claus en Alemania, y Papa Noel en Francia y España ) se extendió por Norteamérica al mismo tiempo que se formaban los Estados Unidos, cogiendo fuerza como tradición fundacional de cada uno de los estados que se iban creando y agrupando. Durante esta etapa anglosajona, el mito evolucionó; pasó a llamarse Santa Claus (una derivación del San Nikolaus alemán), y ya no llegaba desde España, sino desde el Polo Norte, utilizando trineos y renos en lugar de un barco.


Coca Cola se queda con Santa


Ya en la edad contemporánea, desde la segunda mitad de siglo XIX, la publicidad y los intereses comerciales de la sociedad de masas y de consumo acabaron conformando al Santa Claus de hoy en día, que pasó a ser un reclamo para estimular las compras de Navidad, pasando a entregar los regalos el 25 de diciembre, en lugar del día 6, enfundado en un traje del color de la Coca Cola. Sobre el color original y verdadero de Santa existe polémica: hay quien cree que su traje fue siempre rojo, puesto que los obispos llevaban atuendos de ese color desde la antigüedad; otros piensan que originalmente origen y durante largo tiempo era verde y que solo fueron la Coca Cola y los tiempos modernos los que lo convirtieron al rojo.


La hegemonía cultural anglosajona impuso esta versión actual de Santa Claus en toda Europa y en el resto de América. Tantas son las diferencias entre éste Santa Claus yanqui y aquel San Nicolás del siglo XVI, que ambos compiten hoy en día por ser elegidos entre los niños belgas y holandeses.


La fábula de Laponia, el mayor bulo de la historia sobre la Navidad.


Mención aparte tiene la fábula del origen del mito en Laponia. Aquello, totalmente alejado de cualquier atisbo de relación entre San Nicolás y Finlandia, fue una invención de Markus Rautio, un exitoso locutor de radio de aquel país, quien en los años veinte del siglo pasado, narraba cuentos para niños. En uno de ellos inventó que Santa era finlandés y vivía en Laponia, desde donde partían sus trineos. El cuento tuvo mucho éxito y acabó extendiéndose de tal modo que quedó grabado en el subconsciente colectivo de Occidente, donde hoy se mitifica que efectivamente Papá Noel vive allí junto a sus pajes en una encantadora casa almacén donde preparan los regalos para todos los niños del mundo.


El paje negro, gran polémica política en Holanda


Sobre Pedrito el negro, el paje de color que ayuda al Sint-Nicolaas de Paises Bajos desde hace cinco siglos, ha habido mucha polémica. Nada menos que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos investigó este asunto y emitió un informe en el que llamaba la atención a Holanda por representar la figura de un esclavo. Ello generó recientemente una tormenta política en Holanda, con debate incluido en el Parlamento, donde el propio primer ministro Mark Rutte insinuó estar en contra de seguir mostrando a Pedrito en Sinterklaas ya que esto podría favorecer el estereotipo y la discriminación con las personas de color. Por su parte el líder de la derecha populista, Geert Wilders, se mostró a favor de seguir con el paje negro ya que se trata de una tradición y un símbolo de la libertad duramente ganada por los ciudadanos.


Más allá de disputas banales sobre lo políticamente correcto, en realidad, las tres teorías que circulan sobre el origen de la figura de Pedrito, nada tienen que ver con prejuicios o discriminación. Se dice que o bien era un deshollinador de Bari que ayudaba a Santa colando los regalos por las chimeneas, o bien un niño llamado Petrus al que San Nicolás salvó de la esclavitud en Etiopia. También se apunta a que su origen viene de la figura de mito de Norwi, un ayudante del diablo conocido como el negro Padre de la noche, que acabaría derrotado por San Nicolás, quien lo convirtió a la bondad y desde entonces ayudan juntos a los niños del mundo.

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