Con solo 12 años, Elvia ha viajado a Zambia para unirse a la lucha contra la caza furtiva, una actividad que no solo ha transformado su celebración navideña, sino también su visión del mundo. A través de su cuenta @elvialarastreadora nos transmite sus bonitos vídeos cargados de positividad y siempre con su contagiosa sonrisa.
Elvia publicó en 2024 un libro titulado ‘Cosas que me flipan de los animales’, una obra que conecta a niños y adultos con la naturaleza a través de relatos autobiográficos.
Yo que trabajo en diferentes colegios, siempre que veo que algún niño se encuentra un insecto en el patio le digo que lo deje vivir y especialmente me acuerdo de una de las niñas que siempre dice a sus compañeros/as que "hay que dejarlos vivir porque ellos tienen sus familias".
Tras una conversación por teléfono con Elvia, le paso unas preguntas para que podáis conocer mejor su gran labor, y aquí os lo dejo.
1. Cuéntanos como surge tu amor por los animales y tus ganas de ayudar y concienciar sobre este importante tema. Mi amor por los animales creo que me viene de serie. Aunque no lo recuerdo, por las fotos y videos que he visto de cuando era pequeña ya me gustaban todo tipo de animales y estaba en contacto con muchos de ellos, desde los más típicos como perros y gatos, a otros como reptiles e insectos como los insectos palo.
Supongo que como mis padres son los dos rastreadores de fauna, me han inculcado desde que nací ese conocimiento sobre los animales y al mismo tiempo el cariño y el respeto. La verdad es que cuando veo un animal siento ternura. Y como a mi alrededor veo muchas veces que se hacen cosas malas a los animales, a veces por desconocimiento o por miedos sin sentido, o incluso por costumbre, pensé que sería bueno que la gente aprendiese sobre ellos para que los conociese mejor, porque uno no puede querer a lo que no conoce.
Es decir, pienso que cuando alguien quiere a algo o a alguien nadie tiene que explicarle que no debe hacer daño a eso que quiere, simplemente sale desde dentro. Además, también desde muy pequeña he crecido viendo documentales de David Attenborough (mi ídolo) y de Félix Rodríguez de la Fuente entre otros, y con ellos también he aprendido a enamorarme de la naturaleza y a quererla, y eso es lo que también quiero hacer yo, que con mis videos, mis libros o mis charlas la gente se enamore de la naturaleza.
2. Hay muchos insectos que por desconocimiento suelen tener mala fama, cuéntanos un poco sobre algunos de ellos para que la gente pueda empatizar y conocer más al respecto. Es curioso cómo las personas pueden adorar a algún pollito de alguna ave o más aún a algún cachorrito de algún mamífero (incluso aunque sean peligrosos como los de algunos depredadores), pero, sin embargo, les da asco o miedo ver otros animales como por ejemplo las arañas o algunos insectos.
Yo no sé muy bien por qué ocurre esto, pero en parte me parece que es porque nadie nos explica bien de pequeños cuáles son las cosas buenas de esos animales.
Recuerdo una vez en el cole en el que estudiaba en un pueblito de Huesca, que me encontré un saltamontes vivo dentro de la caja donde se guardaban los juguetes que usábamos, el rato que teníamos entre el comedor y las clases de la tarde.
Cuando lo vi ahí atrapado, inmediatamente lo cogí para salvarlo, porque allí iba a morir seguro, lo quería sacar a la calle y cuando me vio la cuidadora del comedor me gritó y me insultó diciéndome que era una chochina (y cosas muy feas) y que eso no se hacía.
Yo tenía 4 años y volví llorando a casa muy disgustada. Cuando se lo conté a mis padres me explicaron que yo no había hecho nada malo, que estaban orgullosos de que quisiera salvar a un bichito y que quien lo había hecho mal era la profesora, pero seguramente porque nadie le había explicado que ese animal ni era malo, ni peligroso, y mucho menos era una guarrada.
Yo he aprendido que muchos de ellos son super útiles para nosotros o para el planeta. A mí, por ejemplo, me enamoran los escarabajos peloteros, que en realidad se alimentan de excrementos y a mucha gente les puede dar asco, pero son realmente increíbles y además super necesarios para el equilibrio de los ecosistemas. Pero mucha gente, por ejemplo, odia a las arañas, aunque no son insectos, y en cuanto ven una la quieren matar o pisar.
A mí me han enseñado a convivir con ellas, al menos con las que hay en nuestro país y no son peligrosas, así que las que aparecen en casa solemos dejarlas vivir ahí. ¿Por qué? Pues porque se comen a los mosquitos que sí que me pican por la noche. Y si la araña es ya grandecita y me parece que podría llegar a picarnos (cosa que no me ha ocurrido nunca), pues la saco con cuidado con un papelito y un vaso y la dejo fuera en la calle o en una maceta para que siga con su vida. Es decir, que si a alguien no le gusta un bicho, no tiene por qué matarlo, simplemente lo puede alejar de su lado y ya está.
3. Háblanos de tu experiencia en África. Buf, mi experiencia en África es difícil de resumir. Lo que puedo decir es que ha sido muy intensa. No era mi primera vez en África, pero sí en Zambia. Tampoco era un viaje de turismo típico, aunque es cierto que hice algunas cosas típicas de turista como visitar las Cataratas Victoria que por cierto me fliparon. Pero el objetivo del viaje era muy diferente. Era el de conocer de primera mano la problemática del furtivismo en esa zona y tratar de ayudar al equipo de una asociación zambiano española que trabaja allí en la protección de la naturaleza.
Pero además de lo que he aprendido y visto de fauna africana que me ha enamorado, también he disfrutado mucho con la gente de allí, especialmente con los niños y las niñas. Siempre que me veían venían a saludarme, a chocarme los cinco o a jugar conmigo. Nunca me pedían nada, aunque muchos de ellos no tienen ni zapatos, simplemente querían jugar conmigo y reírnos juntos. También les hacía mucha gracia tocar mi pelo y a mí el suyo, porque son muy diferentes.
En África he sido aún más consciente de algo que mi madre me repite desde que nací, que tengo mucha suerte de haber nacido donde lo he hecho, porque otras niñas, solo por nacer en otro lugar, ya no pueden hacer ni tener muchas cosas.
Yo aquí en España tengo de todo, ropa abundante, calzado diferente, comida rica y sana, agua caliente para ducharme, agua limpia para beber del grifo, y un montón de cosas a las que no daba importancia, pero que allí se echaban de menos. Todos los días se iba la electricidad muchísimas horas, así que ni el frigorífico que había donde me alojaba funcionaba, ni tampoco el agua caliente para ducharme. De hecho, alguna vez al abrir el frigorífico hasta me encontré cucarachas dentro, y en mi habitación, al levantar un sobre el primer día, me encontré un escorpión. Así que lo de la seguridad que tenemos aquí, también se echaba de menos allí. Pero aun así volvería ahora mismo, porque me ha marcado en el corazón.
4. Explícanos la lucha que has desarrollado en contra de la caza furtiva. Pues allí hemos hecho principalmente 2 cosas. Por una parte, rastrear y eliminar trampas que ponen los furtivos. Consisten en lazos hechos de alambre que ponen en las sendas o cerca de madrigueras para que los animales se enganchen en ellos por su cuello o, a veces, por las patas.
Como son lazos correderos, se aprietan al estirar de ellos y el animal muere sufriendo mucho. A veces hasta llegan a amputarse las patas para poder huir y se van cojos y sangrando. Eso lo hicimos en el Parque Nacional de Mosi oa Tunya junto con el equipo de localización de trampas de la asociación NJOVU African Wildlife Conservation.
Cómo era una actividad peligrosa por los animales salvajes que había en la zona y porque también podían estar los furtivos cerca, nos acompañaba una ranger armada para protegernos de la que me hice muy amiga. También encontramos y quitamos un montón de lazos en un campo que hay pegado al parque nacional, que se llama Imusho Farm y que es de la familia de Antony, uno de los trabajadores de esa asociación con el que estuvimos todos los días.
Aunque la gente cuando piensa en furtivismo en África piensa en elefantes y rinocerontes, en este caso los furtivos buscan otros animales como impalas, cebras, búfalos o facóceros por ejemplo. Aunque como los lazos no son selectivos, cae cualquier tipo de animal. De hecho, vimos algún babuino al que le faltaba alguna pata por haber caído en alguna trampa. ¿Imaginas cómo debe ser morir así o tener que arrancarte una pierna para poder escapar? Buf, cuando lo pienso me entra una mezcla de rabia y ganas de llorar.
La otra acción que hicimos consistía en formar a ese equipo de personas de NJOVU en rastreo de fauna y sobre todo de personas, pero aplicando ese rastreo precisamente a la lucha anti-furtivos. Mi padre, que es rastreador profesional del Servicio de Rastreo Forestal SERAFO, tenía como misión impartir una formación de varios días a esa gente y yo estuve ayudándole a dar las clases y el entrenamiento, y de paso también yo aprendí un montón de cosas interesantes. Y aparte, durante todos los días estuvimos enseñando cosas de rastreo a Antony, el encargado de ese equipo, y también a otro de los chicos que se llamaba Edwin, y que tenía muy buen ojo para localizar los animales y también las trampas y que no se separó de nosotros porque quería aprender.
Todo eso me hizo sentirme muy especial, por una parte, sentía pena por todo lo que ocurre allí con los animales, pero por otra me sentía orgullosa de poder hacer algo por ellos y también por esa gente, aunque no fuese mucho. Pero poco o mucho, lo que tengo claro es que ningún animal morirá en las trampas que quitamos, aunque aún queden muchas más. Era muy triste llegar a una de ellas y ver los restos o los huesos de algún animal que había muerto por su culpa.
5. Cuéntanos algunas de tus emocionantes historias sobre los insectos. Pues no sabría elegir porque hay un montón de insectos que me encantan, pero, ya que acabo de llegar de África, te hablaré de los escarabajos peloteros. Esta vez he visto varias especies y me parecen realmente flipantes. Vi a un escarabajo que llevaba rodando una pelota de estiércol del tamaño de una naranja, tuve que hacer que parase el coche en el que iba para que no lo atropellasen, porque si lo matan, me hubiese dado un infarto. Son tremendamente fuertes y también rápidos. Es asombroso ver cómo en cuanto hay un excremento fresco en la zona, de repente empiezas a escuchar zumbidos de decenas de escarabajos que llegan volando, algunos hasta se chocan contra ti, y todos se afanan en cortar un buen trozo del excremento para llevárselo.
Recuerdo uno de los días que paramos a ver un montón de ellos en un gran excremento de búfalo, había de un montón de tamaños y también de colores diferentes. Unos eran verdes, metalizados, chulísimos. Pues bien, en menos de 10 minutos ya no quedaba casi ni rastro del excremento. Era increíble y había ocurrido delante de nuestros ojos. Cada uno se llevaba su trozo rodando como si estuviesen haciendo el pino. Lo hacen muy rápido para que no se los quiten otros escarabajos, y tras llevárselo lejos se meten debajo de él y empiezan a ahuecar la tierra, y si te quedas mirando, ves cómo el excremento desaparece de tu vista y se queda escondido bajo el suelo. Me parece algo flipante que no me canso de ver.
6. También has escrito un libro solidario, por lo que explicamos un poco de qué trata y a qué se destinan los fondos recaudados. Pues el libro en principio surgió porque mis padres, Fernando Gómez y Paloma Troya, han escrito un montón de libros sobre rastreo y yo llevo toda la vida viéndoles hacerlo, así que cuando volví de África hace 2 años, les dije que yo también quería escribir uno. Mi madre intentó quitármelo de la cabeza, me decía que era un marrón, pero yo soy un poco tozuda y me empeñé en hacerlo.
Ella me dijo que si lo empezaba no lo podía abandonar a medias, esa era la condición que ella me ponía, porque me conoce y sabe que me gusta hacer muchas cosas y a veces me canso rápido y empiezo con otra. Y la verdad es que hubo momentos difíciles en los que me hubiese rendido, porque me costó mucho esfuerzo, sobre todo hacer las ilustraciones y me frustraba porque no me salían como quería, pero al final con su apoyo lo pude conseguir.
En el libro que se titula “Cosas que me flipan de los animales”, además de qué es el rastreo para mí, cuento 30 historias que me han pasado con animales desde que era muy pequeña y de cada animal también he hecho una ficha con cosas curiosas sobre él o sobre sus rastros. Hablo de todo tipo de animales: mamíferos, aves, anfibios, reptiles, insectos, arácnidos…
Con él lo que buscaba era compartir con otras personas las cosas guays que me habían pasado con algunos animales o lo que yo había aprendido de ellos, e incluir también a algunos de los que suelen tener mala fama o caen peor a la gente. La idea es que si aprendemos a conocerlos, aprenderemos a quererlos.
Pero para que fuese más guay, aún pensé que con lo que sacase del libro tendría que hacer algo diferente. Así que como mi sueño era poder volver a África, pensé en invertir lo que ganase en eso. Pero como mi padre había estado en Zambia con la Asociación NJOVU y me había contado el trabajo que hacían allí de conservación de la fauna, decidí que yo también quería ayudar y que si sacaba suficiente dinero quería comprar unos billetes de avión para viajar allí a ayudar y también aportar el 5% de los beneficios a esa asociación.
Al final, en realidad gastamos más de eso en comprarles material y ropa para hacer mejor su trabajo allí a un par de sus trabajadores. Compramos botas de campo, pantalones, camisetas, polar, gorra, gafas de sol, guantes de trabajo, mochila y alguna cosa más que no recuerdo. Cosas para que puedan seguir haciendo su importante trabajo, pero con más seguridad y comodidad.
7. Cuéntanos sobre la necesidad de crear un mundo mejor en edades tan tempranas y sobre la necesidad de educar a las futuras generaciones en el respeto a los animales y la naturaleza. A ver, pues yo solo sé que a mí desde que nací me han enseñado a querer a los animales y a entender la naturaleza, y también a entender los rastros que dejan los animales, que en realidad es como un idioma. Así que pienso que esto es precisamente como aprender un idioma, que es más fácil aprenderlo de pequeños que ya de mayores, por eso es importante que la gente haga como han hecho conmigo, que aprendan el respeto a la naturaleza desde pequeños. Y por eso yo también he escrito el libro y por eso hago los videos para Instagram en la cuenta que me hizo mi madre, porque con ellos sé que hay muchos niños y niñas (y también adultos) que aprenden cosas de los animales y la naturaleza que les hace entenderla mejor y quererla y así cuidarla. Por ejemplo, hay gente que me ha escrito a veces diciendo que siguen sin gustarle las arañas o algunos bichos, pero que ya no los matan, así que a mí cosas así me ponen contenta.
Pienso que es muy importante que los niños y niñas aprendan el respeto por la naturaleza, porque sin ella acabaremos enfermando o muriendo. Muchas veces veo a mi alrededor gente a la que no le importa matar a un escarabajo solo porque les parece feo, niños en mi cole que chafan cualquier bicho que vean, gente que tira basura en el campo o por la ventanilla, otros que arrancan una planta solo por aburrimiento y luego la tiran y cosas así. Y si todos hiciéramos lo mismo, ya no se podría vivir aquí, así que hay que intentar cambiar eso.
8. Estoy seguro de que mucha gente querrá seguir vuestra labor y aquí puedes explicar a la gente que nos lee dónde hacerlo. Pues de momento me pueden seguir en mi cuenta de Instagram @elvialarastreadora, aunque pronto seguramente haremos un canal de Youtube. Pero de momento lo que hemos empezado es con una comunidad que se llama WILDERS (Wildlife Lovers) a la que pueden registrarse desde mi biografía en IG o en https://wearewilders.com/
Ah, y también pueden comprar mi libro, que lo vendo o en las presentaciones que hago de él o a través de la tienda ORYX de Barcelona o de su página web (https://www.weboryx.com/es/libreria/libros-infantiles-y-juveniles/fauna-y-flora/elvia-la-rastreadora-cosas-que-me-flipan-de-los-animales), o venir a verme a las charlas que me piden dar en diferentes sitios.
9. Por último, tienes este espacio final para hablar de lo que quieras. Jo, pues no sé, ya he contado muchas cosas, ja, ja, ja. Me gustaría simplemente recordar a la gente que lea esto, que tenemos que intentar estar más conectados con la naturaleza, sentirnos más parte de ella, porque en realidad nuestra salud y nuestro bienestar también dependen de ella, así que, aunque solo sea de forma egoísta, deberíamos cuidarla.
Y respecto a los animales, también quiero recordar que, aunque a mucha gente les gustan los perros y los gatos y piensan mucho en ellos y en que no sufran y los protegen y los miman, a veces se nos olvida que hay otros animales que también sufren.
Hay muchos otros que son maltratados o matados simplemente porque no nos gustan o porque les tenemos miedo sin razón o porque alguien decide que son malos o simplemente feos, y como no resultan tan encantadores como para ronronear o dejarse acariciar por nosotros parece que son animales de segunda categoría, cuando en realidad son los más importantes, porque son los que existen de manera natural en el planeta y los que mantienen el equilibrio.
Me da igual hablar de los zorros, que de las culebras o los sapos o las arañas. Si los conociésemos mejor, seguramente los aprenderíamos a respetar. Por eso incluí a unos cuantos de esos en mi libro y por eso también muchas veces en mis videos hablo de ellos…
Y bueno, que me encantaría poder dedicarme a esto, precisamente, a contar cosas de la naturaleza, a explicar los secretos de los animales, a intentar que la gente les coja cariño o que al menos no les coja manía, así que seguiré intentando aprender más para contar más cosas y mejor.
Ah, y también quería dar las gracias a todas las personas que me siguen y que me animan, y que me defienden cuando, por ejemplo, alguien se mete conmigo en IG, y por supuesto a los que publicáis cosas mías o me hacéis entrevistas para que más gente conozca lo que hago. Así que muchas gracias.
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