El futbolista keniata Lesein Mutunkei tuvo un día una idea. Una idea mientras daba toques al balón y veía la llanura pelada. Plantar once árboles por cada gol que marcase. En poco tiempo llegaron a mil. Y ahora ya son parques inmensos. Y es que Kenia se estaba quedando sin árboles. Día a día. Árbol a árbol. Mutunkei quiere que la federación internacional de fútbol haga lo mismo. Que adopte el plan de "Trees for Goals". Árboles a cambio de goles. No tenemos porqué esperar a que los futbolistas profesionales consigan dianas. Nosotros mismos podemos plantar árboles por cada gol o punto que marquemos. También por cada canasta que encestemos. Por cada kilómetro que corramos. Por cada vez que nos salga bien la comida. Por cada hora que dejemos de pelear con el móvil. Por cada error que tengamos en la vida. También por cada acierto. Por cada nuevo amigo que conozcamos. Por cada charla que tengamos en el café sin necesidad de medios digitales. Por cada canción que bailemos. Y por las que no bailemos. Once árboles plantados por cada cosa.
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