«Para todos aquellos que habéis sufrido abusos o habéis sido traicionados… yo soy vuestra venganza». Con esta frase, pronunciada por Trump antes de ganar las elecciones, introduce Andrea Rizzi su ensayo publicado por Anagrama La era de la revancha.
Un libro que, en cierta manera, me recuerda al que escribiera Ernesto Sábato años antes de morir: Antes del fin. Con la diferencia esencial, claro está, de que el escritor argentino ya no se debía a nadie ni a nada, lo cual era más que necesario para proteger la imparcialidad de cada uno de sus escritos. Quizá, en el ensayo de Andrea Rizzi, se percibe una cierta tendencia ideológica hacia la izquierda, obviando determinadas circunstancias que han sido las causantes de llegar al momento actual que se describe tan acertadamente en su ensayo.
Rizzi, periodista romano y corresponsal de Asuntos Globales del diario El País, incide en su ensayo en el auge de las fuerzas populistas, nacionalistas y xenófobas que llevan bajo el brazo propuestas identitarias y proteccionistas. Todo ello ha sido aglutinado gracias a la era de la globalización y de las asombrosas revoluciones tecnológicas. Un sistema que ha llevado a la deslocalización de empleos manufactureros estables, a una presión salarial a la baja por la competencia de los mercados y a la dificultad para acceder a una vivienda. «¡Casi ná!».
Es precisamente esa frustración de un gran número de personas que han terminado sufriendo de precariedad lo que ha llevado a Trump a ganar terreno entre los propios latinos y afroamericanos. Circunstancia esta que ha dado pie a las clases altas a frotarse las manos por el caldo de cultivo generado por el supuesto progresismo para el crecimiento de políticas nacional populistas apoyadas por magnates tecnológicos como Elon Musk.
Los avances tecnológicos, las redes sociales y la Inteligencia Artificial han generado en la sociedad una capilaridad en las conciencias de las gentes nunca antes conocidas, según Rizzi. Habla el autor del ensayo del caso de cooperación entre Musk y Trump como el más tenebroso donde la plataforma social X se permite unos niveles de manipulación que lleva a una especie de hipnosis. Su fuerza distractiva —dirá— ponen peligro la capacidad para mantener la atención en fuerzas de profundización del conocimiento. Algo parecido a lo que Sábato exponía en su libro La resistencia, donde el gran mal de la sociedad era la televisión. «Estar sentado monótonamente frente a la televisión hace a la gente lerda, perjudica el alma».
Hoy día la gran amenaza es ese invento del demonio: la inteligencia artificial. No ya por las capacidades que nos ofrece sino por el mal uso que, sin duda, le daremos los humanos. Enfocada a erosionar los procesos mentales, la base fundamental de la inteligencia humana, cada vez más delegada en las máquinas, anquilosando así la actitud cerebral y el pensamiento crítico.
Y en este nuevo espacio histórico-temporal Trump es el estandarte de la nueva plutocracia. Del auge de la digitalización vinculada al dinero y al negocio. Un cohete espacial al que se han subido, no solo Elon Musk, sino otros multimillonarios de la misma esfera como el dueño de Amazon, Jeff Bezos, o el dueño de Meta, Mark Zuckerberg.
Trump es la figura principal en la nueva era de la revancha, donde según el autor del libro, todo apunta a un salvaje neoliberalismo impulsado por el malestar de las clases populares y por su pérdida de estatus.
Los partidos socialdemócratas occidentales han ido abandonando desde los años 90 ese perfil adquirido de fuerza de contención del capitalismo que, precisamente, los identificó con las clases populares. Por el contrario, se han limitado a apostar por una modesta redistribución lo que ha llevado a las clases populares a sentirse indignados. Abandonados por esa izquierda progre que parece haber puesto sus miras, única y exclusivamente, en determinados grupos en riesgo de discriminación como determinados sectores de la mujer, homosexuales, personas trans e inmigrantes. La socialdemocracia, dice Andrea Rizzi, ha transitado de ser referente de las clases trabajadoras en el siglo pasado a representante de las clases urbanas más formadas. Es ese gran cúmulo de personas insatisfechas con la pérdida de su nivel adquisitivo, las clases trabajadoras, las que han virado hacia la derecha tradicionalista.
Frente a este panorama, el corresponsal italiano, nos sitúa en la necesidad de crear una Europa fuerte. Revivir el manifiesto de Ventotene, elaborado por Alterio Spinelli, Ernesto Rossi y Eugenio Colorni, por una Europa libre y unida. Una Europa fuerte, tal y como clama ahora Ursula von der Leyen, frente a las amenazas del ascenso tecnológico e industrial de China, de la tensión geopolítica y dependencia energética de Rusia y del, ahora, desamparo estadounidense.
Europa debe ser fuerte frente a esta reconfiguración del orden mundial que se avecina. Lejos de nacionalismos ridículos y de señas identitarias de boina, debe mirar hacia la unión.
El ensayo de Andrea Rizzi terminará aludiendo al libro de Camus: El hombre rebelde. A esa rebelión «camusiana» que opone resistencia y que establece los límites al abuso de autoridad y de poder. Una rebelión interna en cada uno de los ciudadanos, que requiere desvincularse del estado de apatía y de indiferencia. Paradójicamente, ese estado al que nos ha llevado la socialdemocracia progre y woke, tras adormecer el espíritu crítico de clase.
Hay que romper con esa indiferencia y ese estado pusilánime. Hay que tomar partido y posicionarse, clama Rizzi ahora, cuando quizá sea demasiado tarde. Hay que evitar deambular como ese afligido que tan certeramente representó Dante Alighieri en La divina comedia, a quien persigue, en su andar atormentado, un enjambre de moscas y de avispas. Hábil representación de una condena eterna por no haberse atrevido a activarse en la vida terrena.Como «estos desgraciados que nunca supieron estar vivos», diría el poeta florentino.
Andrea Rizzi terminará su ensayo aludiendo a una cita de Montale. «Se trata de buscar la malla rota en las redes que nos oprimen, nos envuelven en sus turbios intereses. Hábiles estímulos propagados en la corriente de la era de la revancha, sobre todo desde las plataformas digitales, que nos hacen reaccionar cada vez más al unísono, sin reflexión, como bancos de peces orientados hacia las redes de visión angosta».
La cuestión es que ¿y desde cuándo se nos ha estado dirigiendo como peces? Quizá, por esos antecedentes, resulte ahora más difícil que nunca encontrar esa malla rota.
LA ERA DE LA REVANCHA ANDREA RIZZI EDITORIAL ANAGRAMA 184 PÁGINAS
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