Tapada con sábanas va mi corazón, que volando entre olas no encuentra el amor, Manuel, Norberto, Gregorio, Lucrecio, estoy tan confusa que no sé qué hacer. A casa de Gilberto me pienso marchar, ese amor maduro me hará feliz y progresar, salir de las penas admirando el mar en su inmensidad.
Escribir, ya que no sé qué más puedo hacer ya, esperando el momento se seca mi voz, el amor no encuentro y sólo tengo tos, tos y tos. En bus mucho rato, mucho trayecto para esta inepta pobre que siente vergüenza de la modernidad, que prefiere el burro Chito Mar Gutiérrez, fiel y dulce compañero de viajes, pero llegará la luz del mediodía y calentará mi pena y mi garganta fría. Azúcar claro, yo llamo al sabor, al arroz con leche y al limón. Yo llamo al espárrago, al pan y al queso fresco, al espagueti, el tomate y la aceituna rellena de pimientos, la salsa rosada, a las empanadillas de queso y al maíz. A la paz y a su consuelo.
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