El ‘reloj del fin del mundo’ o ‘reloj del apocalipsis’, una iniciativa promovida por el Boletín de Científicos Atómicos como metáfora de cuánto queda para que la humanidad destruya el planeta, se sitúa ahora a 89 segundos antes de la medianoche, que representa el fin del mundo. Ello supone un segundo más cerca que el año pasado, debido en parte a las guerras, la crisis climática, la inteligencia artificial y las amenazas nucleares y biológicas.
Momento en que se desvela el nuevo 'reloj del fin del mundo' | Foto de BAS
De esta forma, las manecillas de ese icónico reloj se encuentran en el momento el más cercano a la medianoche desde que se creara en 1947, una metáfora del estado de peligro al que se enfrenta el mundo. La nueva decisión fue dada a conocer este martes por el Boletín de Científicos Atómicos.
El ‘reloj del fin del mundo’ es una iniciativa surgida en 1947. Su tiempo ha cambiado 26 veces desde entonces y ha oscilado entre los 17 minutos para la medianoche de 1991 (coincidiendo con el fin de la Guerra Fría) y los 89 segundos de ahora.
Desde 2020 hasta 2022 estuvo en 100 segundos para la medianoche, en 2023 y 2024 se situó a 90 segundos y las manecillas se encuentran actualmente a 89.
El Boletín de Científicos Atómicos fue fundado en 1945 por Albert Einstein, J. Robert Oppenheimer e investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) que ayudaron a desarrollar las primeras armas atómicas.
Dos años después creó el ‘reloj del fin del mundo’ utilizando imágenes del apocalipsis (medianoche) y el idioma contemporáneo de explosión nuclear (cuenta atrás) para transmitir amenazas a la humanidad y al planeta.
Con el tiempo, esta iniciativa se ha convertido en un indicador universal reconocido de la vulnerabilidad del mundo ante las catástrofes provocadas por las armas nucleares, el cambio climático y las tecnologías disruptivas en otros dominios.
“SEÑAL CLARA”
La nueva declaración del Boletín de Científicos Atómicos, adoptada por su Junta de Ciencia y Seguridad en consulta con la Junta de Patrocinadores, que incluye a nueve premios Nobel, indica que el ‘reloj del fin del mundo’ acerca más que nunca a la humanidad a la catástrofe global por las armas nucleares, el cambio climático y el “posible mal uso” de la ciencia biológica y tecnologías emergentes.
“Al ajustar el reloj un segundo más cerca de la medianoche, enviamos una señal clara: debido a que el mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, apunta la declaración.
Respecto al riesgo nuclear, los científicos apuntan que la guerra en Ucrania -que se acerca a su tercer año- “podría volverse nuclear en cualquier momento debido a una decisión apresurada o por accidente o error de cálculo”.
Además, indican que “los países que poseen armas nucleares están aumentando el tamaño y el papel de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
“PRIORIDAD BAJA”
Por otro lado, el impacto del cambio climático se ha acentuado en el último año, ya que una multitud de indicadores, como el aumento del nivel del mar y la temperatura superficial global, han superado los récords anteriores.
Las emisiones globales de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático han seguido aumentando. Los fenómenos meteorológicos extremos y otros (como inundaciones, ciclones tropicales, olas de calor, sequías e incendios forestales) han afectado a todos los continentes durante el último año.
La declaración de los científicos atómicos señala que, “a juzgar por las recientes campañas electorales, el cambio climático se considera una prioridad baja en Estados Unidos y muchos otros países”.
En el ámbito biológico, las enfermedades emergentes y reemergentes amenazan la economía, la sociedad y la seguridad del mundo. La aparición fuera de temporada y la continuidad en temporada de la gripe aviar altamente patógena, su propagación a los animales de granja y a los productos lácteos, y la aparición de casos humanos se han combinado para crear la posibilidad de “una pandemia humana devastadora”, según la declaración.
“Los rápidos avances en inteligencia artificial han aumentado el riesgo de que los terroristas o los países puedan alcanzar la capacidad de diseñar armas biológicas para las que no existen contramedidas”, recalcan los científicos.
BULOS
Además, la declaración indica que el año pasado se produjeron otros avances tecnológicos que han hecho que el mundo sea “más peligroso”. Por ejemplo, en Ucrania y Oriente Medio se han utilizado sistemas que incorporan inteligencia artificial para la selección de objetivos militares, y varios países están adoptando medidas para integrar la inteligencia artificial en sus ejércitos.
“Esos esfuerzos plantean interrogantes sobre hasta qué punto se permitirá que las máquinas tomen decisiones militares, incluso decisiones que podrían matar a gran escala, incluidas las relacionadas con el uso de armas nucleares”, apunta.
Esos peligros, según los científicos atómicos, se ven “enormemente exacerbados por un potente multiplicador de amenazas: la difusión de información errónea, desinformación y teorías conspirativas que degradan el ecosistema de las comunicaciones y difuminan cada vez más la línea entre la verdad y la falsedad”.
“Seguir ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de sacar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales descritas aquí”, concluyen los científicos atómicos.
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