Hay inmensas sociedades inmobiliarias que no pagan el imprescindible impuesto de sociedades. Se llaman socimis -acrónimo de sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario- y son un instrumento fiscal legal que permite principalmente a los fondos de inversión extranjeros, fundamentalmente estadounidenses, apropiarse del máximo número de propiedades y, ahora cada vez más, del alquiler, obteniendo -con la compra barata y la venta cara, y con la subida salvaje de los alquileres- ingentes beneficios, por los que no pagan impuestos.
![Socimis, la vivienda es beneficio](/images/showid2/7186599?w=1200&zc=4)
Ante el doloroso sufrimiento para tener vivienda donde vivir, no se corresponde con la realidad hablar de los caseros y del rentismo en general, cuando en verdad nos enfrentamos a los fondos extranjeros como caseros buitres y al dominio monopolista que ejercen para convertir la vivienda en su negocio en lugar de ser un derecho esencial.
Las socimis ya fueron extranjeras desde su nacimiento
Ya desde su creación legal aparece la mano extranjera. La European Property Real Estate Association (Asociación Europea de Empresas Inmobiliarias. EPRA, siglas en inglés) representa a las empresas inmobiliarias europeas que cotizan en bolsa. En 2009 el PSOE aceptó la exigencia de la EPRA para que legislara en favor de que la gran inversión inmobiliaria obtuviera las mejores condiciones fiscales ventajosas, es decir, para que pagara el mínimo en el impuesto de sociedades.
En junio de 2012, la EPRA vuelve a reunirse con el recién formado gobierno del PP y exige su máximo objetivo, es decir, que las socimis dejasen de pagar el ridículo porcentaje en el impuesto de sociedades. Una decisión gubernamental de entonces por la que las socimis no pagan nada. Sociedades inmobiliarias que no pagan el impuesto de sociedades. La gravedad se eleva porque desde entonces hasta hoy los gobiernos han cambiado, pero seguimos igual.
Se ha pasado de 2 socimis existentes en 2013 a las 142 actuales. Pero lo más descaradamente significativo ha sido que las dos grandes inmobiliarias -ya situadas en el IBEX 35- Colonial y Merlin -que se dedican a la compraventa y el alquiler de viviendas, pero también de hoteles, oficinas, centros comerciales, etc.- se transformaron en socimis. Ya no tuvieron que pagar el impuesto de sociedades.
La invasión extranjera para la ocupación inmobiliaria
El proceso de apropiación inmobiliaria -en el que destaca el gigantesco fondo de inversión estadounidense Blackstone (no confundir con el otro fondo, BlackRock)- se ha desarrollado a base de comprar a precios de saldo las propiedades llamadas “activos tóxicos” bancarios -incluyendo viviendas, promociones (completadas o en construcción) y suelos edificables, además de créditos fallidos- y después vender esas propiedades a un precio muy elevado. Al inicio Blackstone adquirió tales activos del Banco Popular por 10.000 millones de euros; y también otros dos grandes fondos estadounidenses compraron -Cerberus los “activos tóxicos” del BBVA; y Lone Star los de CaixaBank- a través de socimis, mediante su creación o la compra de una de las ya existentes.
Ciertamente también hay un sector de las mayores fortunas españolas aprovechándose de la treta fiscal de las socimis. En Inbest GPF están los Sainz de Vicuña (vinculados a la Coca-Cola), y en otras de menor entidad participan familias como los Serratosa, los Ybarra y los Mahou. Pero el dominio lo ejercen los fondos buitres extranjeros, principalmente estadounidenses.
El desembarco en el alquiler de viviendas
Hay más de 70 socimis dedicadas al alquiler que poseen más de 41.000 viviendas. Pero destaca Blackstone -una de sus prioridades son las propiedades inmobiliarias de todo tipo- que controla la mayor socimi, Testa, que posee viviendas por más de 2.700 millones de euros. Blackstone también controla Fidere, con más de 1.000 millones de euros en casas. Otra de las grandes socimis es Vivenio, que alcanza más de 1.500 millones de euros en tales propiedades, y en este caso controlada por dos fondos, el holandés APG y el australiano Aware (aunque ambos tienen como accionistas a los principales fondos estadounidenses).
La banca prefiere las hipotecas y los créditos
La gran banca -tras librarse de los “activos tóxicos”- se ha centrado más en las grandes ganancias que obtiene con el crédito a las promotoras y las hipotecas a las familias. Por eso, en 2024, el saldo vivo de la deuda hipotecaria estaba en los 495.000 millones de euros. Y en préstamos a constructoras tanto el Santander como CaixaBank tenían unos 2.500 millones cada uno; Sabadell y BBVA, 1.500 millones por banco; Ibercaja, 800 millones; Unicaja, 500 millones; y Kutxabank, 400 millones.
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