Cuando por miedo, pereza, conveniencia u otros motivos, dejamos de hacer lo que debemos, las cosas empeoran. Podría poner muchos ejemplos para ilustrar lo que sostengo, pero sería largo y farragoso para los lectores. Sirva el siguiente como modelo con el cual se pueda aplicar a todos los ejemplos que se le pueda ocurrir con tan solo cambiar el objeto. En todo grupo existe una jerarquía. En toda asociación existen personajes. Como no podía ser de otra manera, en Zaragoza existen multitud de agrupaciones de diferente naturaleza. Una de ellas se dedica a la poesía y se hacen llamar: "La Casa de Zitas". Cuando el 7 de octubre, Hamás atacó a Israel raptando a 250 israelíes y matando a 1500, de la forma más sangrienta y cruel que se puedan imaginar, esta asociación no se conmovió. Pero cuando Israel respondió a la agresión, les faltó tiempo para proponer un recital de poesía en homenaje a los palestinos caídos en combate. ¿No les parece inhumano? Para que ajustaran su humanidad en línea con la coherencia, escribí una carta al director. Pero, hete aquí que La Casa de Zitas tiene amigos en los medios de comunicación y estos movieron sus hilos. Hace meses que no me publican una carta en Aragón y esto es debido a que les molestó mi apunte. He de decir que no me arrepiento de nada de lo que dije en aquella carta. Como reza aquel refrán: “El que dice las verdades, pierde las amistades”. Solo espero que mi rapapolvo les haya servido para que sean más justos con el dolor ajeno. Para que sepan que el dolor no tiene color, raza, clase social, partido. Que todos sufrimos en este valle de lágrimas. Y que todo dolor ajeno merece un respeto...
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