Vivir en la tierra plana tiene sus cosas buenas. Si te coges un barco que navegue mucho, puedes llegar al fin del mundo de noche. Hay un río de agua violeta y con peces rosas, que forma una cascada en el borde del mundo. Después del límite se acaba la tierra y hay que tener cuidado de no caerse del mundo. Si te persigue tu casero por no pagar el alquiler, puedes esconderte justo en el borde del mundo y dejar que tu casero se caiga al espacio corriendo por el fin del mundo. Hay una arboleda de coníferas azules donde nadie te verá. Si te persiguen los bancos, deja que se precipiten por la cascada del río. Sí algún partido político quiere tu voto, deja que se caiga por el borde del mundo. También puedes instalarte permanente en el pueblo del fin del mundo, Alcaparrillas de Se Acabó. La gente no tiene prisa y es muy campechana. Ofrecen casas rurales para los nuevos colonos. Desde el borde del mundo podrás ver todas las noches el firmamento estrellado. La Vía Láctea nunca antes vista de esta forma. Notarás incluso la atracción de los agujeros negros. Pero no te emociones demasiado, no sea que te caigas por el borde de la tierra plana.
|