Incapaz para valorar el “reality” geopolítico que nos invade, me inclino por reflexionar acerca de cuestiones más permanentes. Y se me ocurre que no es baladí la cuestión relativa a la oposición entre altruismo y egoísmo. No se trata de una disputa cotidiana ni explícita, pero está ahí, en segundo plano, alimentando, de manera subrepticia y subconsciente, la infraestructura de nuestro pensamiento y condicionando, por ende, el mecanismo de la ideología, pues forma parte, en alguna medida, de cualquier cavilación socioeconómica o política.
Se suele definir el altruismo como sacrificio individual en beneficio del grupo, y parece, según se dice, formar parte del mundo natural, en el que encontramos fenómenos de cooperación (para la caza, verbigracia), y de supuesta abnegación, por ejemplo, en el cuidado de las crías, y digo supuesta por suponer dicha calificación la traslación de una cualidad humana al resto de animales.
Se puede pensar el altruismo como bondad intrínseca, pero también como conveniencia en contextos dados. Nos conduce ello, a la postre, al dilema entre la bondad natural rousseauniana y el “homo hominis lupus” del pesimismo antropológico. Por otra parte, esa naturaleza que incluye fenómenos de supuesto altruismo es vista asimismo como escenario de la selección natural, de la lucha por la supervivencia y de una cadena trófica ajena a consideraciones morales o éticas. Tal vez porque el altruismo impuesto, en este caso por el instinto, no tiene nada que ver con la bondad ni la moralina. En definitiva, según el argumento que se proponga, el orbe natural sirve de justificación para una cosa y para la contraria. Todo depende de cómo sea nuestra mirada.
Sentenció Buda, o eso se le atribuye, que “puedes buscar por todo el universo alguien que sea más merecedor de tu amor y afecto que tú mismo y esa persona no se encuentra en ningún sitio”. Es decir, el cariño, como la caridad, por recordar una frase manida, empieza por uno mismo. ¿Entroniza acaso Buda el individualismo egoísta?
Leo, en un interesante trabajo (1), la comparación entre Comte y Platón en relación con este asunto. Para el primero, siguiendo el citado escrito, sólo existen dos posibilidades, ambas extremas, egoísmo o altruismo. Sin embargo, hallamos en Platón un amplio espacio entre ambos, pues gran parte de nuestras acciones no son ni una cosa ni otra. En realidad, ni el altruismo atesora todo lo que se le sospecha, ni su contrario es ese egoísmo con el que se suele caracterizar al individuo. Como consecuencia, son disímiles, y antitéticas en ocasiones, las consideraciones y estimaciones sobre todo ello. Pero, siguiendo al autor del trabajo, se puede afirmar que la sociedad libre se presenta como el mejor modelo. Y en tanto que hay libertad, también hay egoísmo. De ahí las normas y las leyes. Pretenden estas, al parecer, introducir una ranura de altruismo en el egoísmo dizque congénito. El intento de borrar el egoísmo es tarea ilusoria y demencial, ya que no se puede aunar una cosa y la contraria, pues traemos de serie nuestro sentido de supervivencia.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, fue afirmación atribuible no sé si a Cervantes o su personaje Alonso Quijano, en una sentencia que comparto; aunque ello, es decir, la libertad, implica también egoísmo, no hay mal que por bien no venga, y estoy en ello más cerca de Adam Smith que de los liberticidas que intentan imponer el altruismo como trasunto de sus pretensiones.
Pero ¿puede el ser humano ser obligado al altruismo? A la vista está que sí, aunque entonces deja de serlo. Los impuestos progresivos, verbigracia, que así los llaman, generan altruismo forzado. De ello podría formar parte, asimismo, la bondad del católico, o del creyente en general, por el interés de ganar la otra vida. No es posible el altruismo sin libertad, e igual tampoco con ella. La colaboración es una necesidad alimentada por el interés propio. Alguien afirmó (Blaise Cendrars) que “sin la ayuda del egoísmo, el animal humano nunca se habría desarrollado. El egoísmo es la vida por la cual el hombre se levantó del pantano y escapó de la selva”. Que cada cual lo interprete, pero creo que la libertad no casa bien con un altruismo forzoso. ----------------------
1. Otegui, P. Egoísmo-altruismo: un desafío mundial. Revista Empresa Y Humanismo, 9, pp. 137-158. https://doi.org/10.15581/015.9.33322
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