-¿Franco socialista? No me vengas con esas, si fue un dictador, bajo cuyo dominio no había libertad, ni para cambiar de opinión. Su férula constreñía a todo el mundo.
Sí, fue un socialista un tanto peculiar, pues, aunque el inicio de la guerra incivil (de civil no tuvo nada), comenzó por la nefasta situación a la que había llevado la Segunda República a los españoles, cuando Franco se hizo con las riendas del poder llevó a cabo acciones que ni los socialistas, ni otros partidos políticos han realizado en favor de los trabajadores y de las familias con cargas de hijos, no han realizado.
En verdad, la guerra se inició por la situación nefasta a la que había llevado la Segunda República a España, siendo los más responsables de ello los socialistas y partidos de Izquierda que formaron el Frente Popular.
La sociedad era cada vez más violenta agitada por políticos como la Pasionaria o Largo Caballero estaban dispuestos a la revolución.
Al ser Franco proclamado Jefe del Estado, se dedicó a remediar, en la medida que pudo, los males que aquejaban a los españoles.
En el socialismo, el intervencionismo estatal es una parte integral de la teoría económica, por ello es importante señalar que, igual que estos, la política económica del franquismo se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal. No tan asfixiante como en la Edad moderna en Córdoba en la que El Ayuntamiento fijaba no solo lo precios a los que se había que vender los productos de consumo, sino también el salario de los trabajadores.
Relacionemos, aunque sea de pasada, algunas de las acciones que son más propias de un estado socialista que capitalista:
Se preocupó, y mucho, de la educación de los hijos de los trabajadores, creando para ello las Universidades Laborales, siendo las primeras las de Gijón en 1955 y Sevilla, Córdoba y Tarragona en 1956. A lo largo de las décadas de los sesenta y setenta se logró su punto más alto con veintiún centros en 1970.
El Centro de Vigo (octubre, 1976) fue el último de los creados dentro del sistema de Universidades Laborales hasta la extinción de estas.
Girón de Velasco, ministro franquista declaró en Sevilla, el 25 de noviembre de 1950:
“Vamos a crear gigantescas Universidades donde se formen, además de obreros técnicamente mejores, hombres de arriba abajo, capacitados para todas las contiendas de la inteligencia, entrenados para las batallas del espíritu, de la política, del arte, del mando y del poder. Vamos a hacer hombres distintos, vamos a formar trabajadores dentro de unos españoles libres y capaces. Vamos a hacer la revolución de los hombres y no la revolución de unas máquinas de rendir trabajo”.
El dictador levantó más de cuatro millones de viviendas sociales en 14 años (1961-1975), a una media de 285.000 anuales que la mayoría de los españoles consiguió pagar en 8 o 10 años. Preguntas capciosas: Cuántas se han construido en los más de cuarenta años de democracia que llevamos y cuántos años tardan nuestros jóvenes en pagar la hipoteca necesaria o para hacerse con una vivienda.
Entre 1940 y 1970, la dictadura creó más de 300 pueblos repartidos por 27 provincias, la mayoría entre Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Unas 60.000 familias fueron trasladadas a estos pueblos de nueva edificación, recibieron un lote y se convirtieron de la noche a la mañana en propietarios con casa y tierras de regadío.
Algo de contraste hay con la “España vaciada” de hoy, ¿no?
Su preocupación por los trabajadores fue continua y constante. Con la movilidad que se da en la construcción por los plazos de finalización de las obras, si un albañil llevaba dos años seguidos trabajando en la misma empresa, aunque fuese para construcciones distintas, esta tenía que incluirlo en la plantilla de sus trabajadores, como empleado fijo.
En la actualidad los trabajadores están en tal precariedad que un contrato laboral de los firmados en 2024 tiene una duración media de 45 días.
Con esta seguridad en el trabajo ¿quién se atreve a formar una pareja o a tener hijos?
En otro momento seguiremos con los “beneficios” que nos ha traído el ser gobernados por distintos partidos políticos.
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