Según una estimación de hace unos días, el Instituto de Estadística de esta Comunidad, Cataluña se vacía de niños. El número de personas octogenarias por el contrario aumentará en un 30% en solo diez años, si Dios quiere yo estaré entre ellos. Se trata de una espectacular aceleración en línea con las proyecciones del INE para 2039. El lado más positivo de la noticia es el aumento de la esperanza de vida. La parte negativa, la confirmación de que la natalidad no remonta. España, en especial Cataluña, continuará atrayendo mano de obra migrante, lo que sin duda ayuda, pero no resuelve el problema, o no todo. En primer lugar, porque el reparto es desigual, y acentúa las diferencias entre regiones prósperas y otras que se vacían a gran velocidad. Además, el invierno demográfico no es solo un problema económico.
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