Hamás sabe que su continuidad al frente de Gaza resulta insostenible. Cuanto antes deje el poder y ceda su puesto a la Autoridad Nacional Palestina en las negociaciones con Israel. Esto los gazatíes lo saben, y por fin se han atrevido a decir basta. No porque de pronto hayan decidido apoyar a Benjamin Netayanhu, quien de forma torticera quiere vender a la opinión pública israelí estas protestas como triunfo personal, que a su juicio demostraría el acierto de los últimos ataques. Ataques que el gobierno israelí justifica por la negativa de Hamás a devolver a los últimos rehenes en su poder, al tiempo que no pone reparos en incumplir su parte del acuerdo y en seguir pisoteando el derecho internacional. En su estrategia actual, tanto el primer ministro israelí como el liderazgo de Hamás anteponen su propia supervivencia política a la suerte de sus pueblos.
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