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Resulta común oír que comprender la realidad es un esfuerzo inútil: la existencia, pese a los avances de la ciencia y de la tecnología, continúa siendo un misterio. Razón no le falta (al poeta y al artista pues subliman). Sin embargo, en la vida cotidiana entender razones y descentralizar discursos, incluyo los de los políticos, no vendría mal a nadie.
Durante una temporada estuve realizando un programa de radio con este título. En el mismo pretendíamos acercar al gran público la labor del Teléfono de la Esperanza de Málaga. Una institución que se puso en marcha en el año 1976 y a la que tuve el honor y la suerte de servir desde su fundación.
Nos toca vivir una grave crisis d liderazgo político. Vayamos a donde vayamos descubrimos que los políticos no abordan los problemas que tienen que tratarse urgentemente. La burocracia que se ha implantado no permite hacerlo y la desidia les impide mover un dedo para eliminarla. Los políticos que las urnas han favorecido se parecen a cotorras.
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