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Pacto de Estado en Educación

No más de 18 horas lectivas, ya que los profesores no son máquinas
José Manuel López García
martes, 29 de noviembre de 2016, 00:26 h (CET)
Parece que el ministro de Educación ha llegado a un acuerdo mayoritario con las autonomías para que se reafirme un pacto educativo consensuado. El propósito principal es aumentar la calidad del sistema educativo español. Considero positivo que la prueba de la ESO sea simplemente muestral y sea voluntaria para las Comunidades Autónomas que estén de acuerdo en aplicarla. También me parece racional que la prueba de Bachillerato tenga una estructura que es prácticamente idéntica a la de la Selectividad.

De todas maneras, deberán clarificarse más aspectos en las próximas semanas y meses para que los alumnos y sus familias estén mejor informados de las posibilidades formativas que se abren con estas rectificaciones a la LOMCE. Es la puesta en cuestión de ciertos planteamientos de la ley educativa en vigor y es algo entendible, porque de lo que se trata es de facilitar el acceso a otros estudios de numerosos estudiantes y también de evitar lo más posible el fracaso escolar y el absentismo. En la reválida de Bachillerato entrarán las asignaturas de 2º curso.

En cualquier caso, la intranquilidad en la comunidad educativa me parece que es evidente hasta que no se sepan con seguridad detalles precisos de los criterios de calificación de las pruebas, etc.

El tema de los sistemas de puntuación de cara a la entrada a las carreras universitarias es algo que estimo crucial. No debe haber agravios comparativos. La igualdad de oportunidades debe ser garantizada y esto se logra con una cierta homogeneidad respecto a contenidos que entraran en los exámenes citados y en los criterios de corrección de las pruebas.

Estoy convencido que el aumento de la calidad en Educación pasa por la reducción del número de horas lectivas que tienen que impartir los profesores de Secundaria y que no debe superar las 18 horas.

20 horas lectivas es excesivo teniendo en cuenta que cada profesor tiene que dar clase a un número muy elevado de alumnos. Además, un máximo de 25 alumnos por aula sería, a mi juicio, lo razonable y lo más adecuado para mejorar más la atención individualizada a cada estudiante. Y esto supone que debe haber un mayor número de profesores impartiendo clases para dar una enseñanza de mayor calidad todavía.

Algo que, en mi opinión, es necesario, si se valora el cambio social y las nuevas tecnologías que están dejando en un segundo plano a la enseñanza formal y reglada desde una determinada perspectiva social. Vivimos en la denominada sociedad del conocimiento y tiene que reforzarse el valor del saber por sí mismo, aunque sea esencial también el conocimiento tecnológico y nos movamos en una sociedad digital y líquida.

El esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia son valores reconocidos por las sucesivas leyes educativas. El rigor en la evaluación y el refuerzo de las buenas actitudes de los estudiantes son procedimientos que impulsan el aprendizaje. Además, la reafirmación de los valores éticos también es imprescindible. Conviene seguir insistiendo en este tipo de planteamientos, ya que se vive en unos tiempos en los que parece que el éxito rápido es el único y mejor modelo vital imaginable.

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