Al más puro estilo del cine Gore pero con protagonistas reales. Un individuo que se hace llamar “Lulu” ha colgado en su página de internet, “Asesino Knino”, vídeos en los que aparece torturando a cachorros de perro. La policía está intentando atrapar a este psicópata que describe paso a paso el proceso que sigue para matar las crías, y lo hace dando detalles como los siguientes: “quemaduras prolongadas en pata, oreja y hocico (la del hocico ha sido para comprobar reflejos), fractura de miembros delanteros, mutilación, sal en las heridas, penetración rectal con elemento cortopunzante, abuso psíquico (11 horas en total), incluye ingesta de sus propias deyecciones (aclara que todos los cachorros que ha matado se han defecado del terror), asfixia mecánica, práctica del “cristo”, rompiendo sus omóplatos y pasando sus patas a la posición contraria…”
La filmación de su blog demuestra que lo anterior y otras prácticas igual de espantosas, ni son bravatas ni perviven tan solo en la imaginación de este miserable, sino que las ha llevado a cabo y además se siente orgulloso de su conducta. Entre sus comentarios podemos leer: “Admirad mi peli, hecha con todo el cariño y amor por la naturaleza. Cuidado vecinos de Badajoz, que voy a por el suyo en cuanto lo descuiden…”. Hace muy poco, también en la capital pacense, apareció un braco atado en la vía férrea y decapitado, la infortunada criatura había sido rescatada pocos días antes después de que la arrastrasen con un coche atada a un cable. Muchos recordamos casos como el del “Matagatos de Talavera” con su orgullosa exhibición de gatos muertos tras apedrearlos, el de Juan Lado que acabó con la vida de su pastor alemán a palos, o tantos otros en los que animales son quemados vivos, lanzados desde ventanas, descuartizados, desollados, arrojados a ríos amarrados a un peso, colgados y acuchillados… Parece no haber límite ni en la forma ni en el número para la crueldad más repugnante y extrema con estos seres indefensos por parte de cobardes sanguinarios ebrios de sadismo.
Por supuesto que toda la sociedad, con sus políticos a la cabeza, se lamenta por semejantes hechos y abomina de los mismos. De acuerdo, vamos a creerles y admitir que su dolor y rechazo son sinceros… Vamos a jugar a hacernos los idiotas. ¿Seguro que es eso lo que sienten?, yo no lo estoy tanto, lo cierto es que no me lo trago, y no me refiero a los ciudadanos, sino a los responsables de elaborar las leyes en las que se contempla la calificación para dichos actos y la pena que les resulta aplicable. ¿Conocen algún caso en España en el que uno sólo de esos criminales haya ido a parar a la cárcel? Yo les garantizo que no y que todo lo más, lo que hacen es rascarse el bolsillo para pagar una multa. ¿Qué credibilidad puede ofrecerme por lo tanto quien se limita a ejercer una condena moral sin reflejarla de modo adecuado en la ley cuando tiene competencias para hacerlo?
Muchos estamos hartos del teatrillo que los legisladores representan cada vez que no les queda más remedio que expresar públicamente su opinión sobre sucesos como los descritos. Cansados de su verborrea vacía y cínica lanzando mensajes de respeto, de libertad, de protección de nuestro entorno o de convivencia pacífica, toda una suerte de declaraciones de intenciones que la sangre de inocentes se encarga de diluir y para que al final, sólo sean aplicables tales principios cuando las víctimas son seres humanos – y no siempre -. No suscita más que repugnancia comprobar cómo en el modelo especista de comportamiento social que nos venden como patrón de conducta a seguir, no sólo a los animales se les ha privado de cualquier derecho fundamental, sino que a quienes los maltratan o los matan en acciones tan perversas se les otorga veladamente la potestad y la impunidad para cometer abusos sobre esos seres, porque al menos en nuestro País el Código Penal no conlleva el menor efecto disuasorio y sólo es la ética personal la que determina que se ejerza o no como verdugo de animales.
El video que da fe de esta atrocidad habría que servírselo con el desayuno a todos a los que compete la redacción de las leyes y su aplicación obligándoles a que lo viesen, tal vez después de hacerlo no mostrarían la actual indiferencia y laxitud con la que se enfrentan a sucesos de esta naturaleza. Me consta que los cuerpos policiales están poniendo todo su empeño en encontrar a este torturador y asesino. Y lo harán, pero después, ¿qué ocurrirá?, ¿regresará a su casa acusado de maltrato animal y con una sanción económica? A tenor de nuestra actual legislación así será. Y si ya la acción cometida sobre un perro, un gato, un burro o una vaquilla es per se motivo suficiente para condenar a prisión a su autor, es imprescindible recordar lo que profesionales de los cuerpos de seguridad, de la medicina y trabajadores sociales no se cansan de repetir y se tiene muy en cuenta en otros países - en España, como siempre, vamos de listos y despreciamos los resultados extraídos de estudios y estadísticas cuando no se ajustan a lo que nos conviene – los antecedentes de crueldad con animales están presentes en gran parte de los casos de conductas violentas contra personas. Quien tenga estómago para ello que vea las imágenes del torturador “Lulu” y que reflexione. Se pueden encontrar en internet. Quédense con la mirada de ese cachorro y si ostentan alguna responsabilidad sobre las consecuencias legales de delitos como éste, espero que su imagen les persiga hasta el fin de sus días, o hasta que tengan la valentía y la decencia de rectificar y entender que el criminal se define a si mismo con su comportamiento y no en función de la especie de la víctima.
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