El retorno al Palacio de los Deportes, el sitio de los grandes éxitos del baloncesto del Real Madrid, dejó sensaciones más que positivas. El conjunto de Pablo Laso se desayunó al Fuenlabrada, y lo hizo tras mostrar su enorme potencial desde el perímetro, su poderío en la zona, su capacidad infinita de recursos técnicos y exponer defensas de esas que ganan trofeos. Y la afición, nuevamente en su casa, rebosa esperanzas de éxitos y se muestra rendida en los brazos de su nuevo icono: Rudy Fernández.
| FICHA TÉCNICA | 88 - Real Madrid: Sergio Rodríguez (7), Suárez (7), Pocius (7), Velickovic (2) y Begic (8) -quinteto inicial- Rudy Fernández (12), Llull (15), Jorge Sanz (0), Tomic (3), Mirotic (16), Carroll (6) y Reyes (5).
70 – Fuenlabrada: Colom (6), Penney (28), Barton (9), Mainoldi (6) y Saer Sene (6) -quinteto inicial--; Laviña (6), Cortaberría (0), Fall (0), Adrián Laso (4), Álvaro Muñoz (0), Vega (0) y Sergio Sánchez (9).
Parciales: 24-21, 21-7, 20-30, 23-12
Árbitros: Mitjana, Pérez Pérez y Castillo.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid ante 9.314 espectadores.
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DATOS DESTACABLES |
Lo mejor: El ambiente fue sencillamente espectacular. La gente se siente más cómoda y ese repercute en el equipo. La unión entre ambos se vio desde la misma presentación del equipo, con grandes ovaciones a Llull, Reyes, Carroll y Rudy Fernández, el nuevo ídolo.
Lo peor: Se esperaba más del Fuenlabrada. Su pasada temporada fue muy notable y su presentación en esta campaña no fue como se presentía en la previa. No obstante, Penney y Saer Sane justificaron sus contrataciones.
La clave: El ataque blanco fue un martillo: desde el perímetro fueron certeros e interiormente gobernaron sin oposición. Con una mayor compenetración entre ambos frentes, este Real Madrid será un rival muy complicado de ganar. Defensivamente, aunque hubo lagunas, continúan tan fuertes como antaño.
El dato:El Real Madrid regresó al Palacio de los Deportes (jugó entre 1986 y 1998) después de 13 años de ausencia, tiempo en el que jugó en otras canchas como en Torrejón de Ardoz, Raimundo Saporta, Vistalegre o la Caja Mágica.
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| Rafael Merino / Palacio de los Deportes (Madrid)
Todo comienzo de curso conlleva renovadas ilusiones. Los nuevos refuerzos aportan nuevos detalles y los veteranos aterrizan con la menta despejada. Los objetivos finales se ven factibles. Esta vez, a diferencia de otros momentos, esto no parece una proeza en el Real Madrid. El conjunto blanco dejó una sobresaliente imagen en su puesta de largo en la Liga Endesa. Aunque aún faltan entrenamientos donde conjuntarse y examinarse antes adversarios transatlánticos, este grupo se mueve menos encorsetado que en tiempos de Messina y Laso, el nuevo comandante de la nave, sabe repartir minutos entre todos, incluyendo al canterano Jorge Sanz, algo inaudito con Messina. Si alguien se queja de no jugar, será por otros motivos. Y algo también importante: Laso hace las cosas de forma sencilla. Nada de ataques de entrenador.
Desterrados los problemas pasados, este Real Madrid atropelló al Fuenlabrada, uno de los equipos revelación de la pasada campaña. Lo hizo antes del descanso. Lo hizo tras ofrecer un recital desde el perímetro -sólo se ausentó Carroll, algo gris- con cinco triples prácticamente consecutivos (Sergio Rodríguez, Suárez, Llull, Pocius -notable debut- y Rudy) en el primer cuarto y tomar cuerpo en defensa con la entrada de Tomic (aunque Begic parte con ventaja y justifica esa confianza del técnico), Reyes y Mirotic. El Fuenlabrada que subsistió en el primer acto, sucumbió en los diez siguientes minutos: sólo anotó 7 puntos y fue incapaz de frenar la sangría de su canasta. Consecuencia: 45-28 al descanso.
Penney, un incordio
Y no sólo eso. También había fiesta, espectáculo de NBA. Lógicamente el protagonista fue Rudy Fernández, con su fulgurante puesta en escena de blanco en casa: un triple y un mate, un ‘alley-opp’ en compenetración con Llull, que, por cierto, se desenvolvió con frescura en la dirección, donde Sergio Rodríguez parece también recuperar sensaciones. La celebración, sin embargo, estuvo cerca de aguarse durante el tercer cuarto. Durante este tiempo, regresó el relax que tanto atormentó a los blancos hace meses y eso se complementó con el acierto anotador de Penney (65-58). El partido, no obstante, que se abrió de repente se volvió a cerrar a la misma velocidad, a la que puso siempre el Real Madrid.
Laso, cuyas decisiones pasaron inadvertidas desde la grada al contrario que sucedió con sus antecesores, reclamó concentración y volver a ese juego basado en férrea defensa, veloz contragolpe (¡cómo le gusta correr a este equipo!) y certeros tiros a canasta, tanto dentro como fuera, y donde Llull, Rudy Fernández (dejó claro que no ha venido a pasar el rato: 12 puntos y 4 rebotes) y Mirotic disfrutaron de sus minutos de gloria a base de robos, canastas, asistencias y tapones. Fue un auténtico espectáculo. El Fuenlabrada hincó ya definitivamente la rodilla y fue testigo de las ovaciones que el madridismo dedicó a todo su grupo y en especial al nuevo mesías: ‘Rudy, Rudy’. Lo dicho, este Real Madrid y Rudy Fernández ofrecieron magia y dejaron constancia que este proyecto tiene muy buena pinta.
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