Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Política | Moción de censura

Censuras, salvas de fogueo, u otras cosas

Porque así está establecido, la moción de censura ha de ser constructiva
José Luis Heras Celemín
viernes, 16 de junio de 2017, 01:55 h (CET)
Para que no haya vacío de poder, los legisladores previeron que para echar a un Gobierno hay que acompañar una propuesta de recambio.

Por ello, la Moción de Censura no puede pretender sólo echar a un Presidente de Gobierno, además ha de proponer un candidato que lo sustituya. Con ello, la pretensión comporta dos aspectos: Motivación de la censura. Y alternativa con propuesta de sustituto.

Esas eran las dos cuestiones que se ventilaban en la Moción de Censura presentada a Mariano Rajoy, o contra Mariano Rajoy. De la primera, la motivación, que es de la que vamos a ocuparnos, se encargó la diputada Irene Montero. De la segunda debería haberse ocupado Pablo Iglesias, aspirante a Presidente de Gobierno para sustituir al censurado. Pero de ésta e Iglesias, por lo que veremos, acaso convenga prescindir. Al menos de momento. Tiempo habrá de ocuparse de ambos en otra ocasión y situación.

Montero fijó la corrupción como motivo principal para desalojar a Rajoy de la Presidencia del Gobierno. Todo el mundo está de acuerdo en que el tufo de corrupción enfanga lo que roza y que no es bueno que los poderes del Estado estén en manos de corruptos. Hasta ahí, todos de acuerdo. Pero Montero empleó algo más de 2 horas para asentar un aserto que no merece discusión. Y para enredar la realidad con hechos no siempre indiscutibles y razones no ontológicas. Con ello desvirtuó la pretensión, la realidad y el motivo. Con voz tranquila y sin aspavientos, podría haber citado hechos en una decena de minutos; advertir los afanes de su grupo en unos segundos; y, con ellos (hechos y afanes), componer una motivación aséptica para someterla a la realidad y a la legalidad nacional en un tiempo prudencial. Con ello, habría logrado la comprensión de todos. Sin embargo, optó por la palabrería, por la reiteración, por un tono irritado, y por usar un tiempo a todas luces excesivo. De esta forma, el motivo, que habría sido aceptado por todos, se convirtió en algo discutible, a veces demagógico, que transformaba las sacudidas de las denuncias reales en simples salvas de fogueo.

Bastó con que Rajoy subiera a la tribuna para: 1.- Con 5 líneas (página 4 del discurso), destrozar lo que Montero había ido elucubrando: ‘estamos ante una moción para derribar al gobierno, que no derribará al gobierno; una moción que atiende al deber moral y cívico, dicen ustedes, de sacar de las instituciones al Partido Popular, pero se conforman con no sacarlo; una iniciativa indispensable para salvar a España, pero que acepta dejarlo todo tal y como estaba’. 2.- Arrasar los excesos verbales con una sentencia de Quevedo’: ‘el exceso es el veneno de la razón’. Y 3.- Definir el acto (página 5 del discurso): ‘Una parodia de censura, un moción de fogueo que no se sabe si es contra el Gobierno, contra el Partido Popular, contra otros partidos, contra el universo mundo o contra todos a la vez’.

Es posible que el punto 1 tenga justificación. Porque se refiere a una moción cuyos fundamentos, por divulgados, podían anticiparse. Pero el punto 2 es ilógico que mente alguna lo prevea. Puede sospecharse la extensión de la intervención con un estudio psíquico o psicológico de la oradora, pero resulta inadmisible que un orador sensato (Rajoy) se aventure a usar una sentencia (la de Quevedo) que alguien ha tenido que buscar para encajar con el discurso (de Montero) algunas horas antes de que se haya confeccionado y pronunciado. Otro tanto puede decirse del punto 3 si no se conoce, a ciencia cierta, cómo Montero (o quien lo haya hecho) ha elaborado el discurso, qué argumentos iba a usar, o cómo se iba a estructurar. Y, más importante, qué efecto iba a tener tras pronunciarse, ya que con cambios de ritmo o modificación de tonos los alcances de la intervención habrían variado.

Se ha dicho que la moción de censura ha sido un ensayo con vistas al futuro; que abre camino a otra próxima y teniendo a otro candidato como aspirante a presidente de Gobierno. Y durante estos días y los que vengan se están empleando y se van a ocupar horas de escritura y lectura, ríos de tinta y flujos de opinión en las noticias que asoman como inmediatas tras la fallida Moción de Censura de Pablo Iglesias o las Salvas de Fogueo de Irene Montero.

Sin embargo, lo ocurrido también puede llevar algo distinto o añadido: Otra cosa, que tiene que ver con la realidad política, con el interés general y particular, con la idiosincrasia de los actores, y con todas las circunstancias que existen, unas conocidas y deducibles y otras desconocidas y absolutamente insospechadas.

Sin ánimo de estar en posesión de la verdad, admitiendo la casualidad y las capacidades premonitorias, telepáticas e intelectuales de los actores como posibles justificantes de hechos incomprensibles, y confiando en la bonhomía y patriotismo de los implicados, hay algo que conviene señalar sobre los dos discursos de Rajoy que facilitó a la prensa la Secretaría de Estado de Comunicación. El primero de 18 páginas y el segundo de 21 corresponden a las contestaciones del Presidente del Gobierno a las intervenciones de Irene Montero y de Pablo Iglesias.

Prescindiendo hoy del segundo (contestación a Iglesias), detengámonos en el primero, con el que Rajoy contestó a la diputada Montero. Fijándonos en su extensión y contenido, parece materialmente imposible que el discurso haga frente intelectualmente, puntualmente y concepto a concepto, a una intervención (la de Montero) que aún no había tenido lugar. Por ello, habremos de concluir que, o bien el Presidente conocía el contenido del discurso de Montero (al menos en esquema) antes de que ésta lo pronunciara; o que ésta se limitó a leer, o a interpretar con grandilocuencia y haciendo los aspavientos que se vieron, un texto (el que pronunció) acomodado a lo que iba a responder Rajoy y que pudieron facilitarle.

Cualquier otra interpretación hay que fiarla a entelequias de credibilidad muy limitada: casualidades, premoniciones, facultades telepáticas, capacidades intelectuales desmedidas... Y otras, más admisibles, y plausibles, que pueden tener cabida en el mundo real: Autoridades ejercidas. Imposiciones. Reparto de roles. Distribución de intereses. Obediencias y servidumbres...

Con todo, se compone una amplia panoplia de posibilidades: censura, salvas de fogueo, u otra cosa.

Noticias relacionadas

Igualdad Animal expone y denuncia graves violaciones de la mínima normativa en dos granjas de cerdos en España en agosto de 2024. La primera de las granjas, ubicada en el municipio de Ontiñena (Huesca), está presuntamente vinculada a la empresa Joaquín Bayona y CIA S.C. ligada a Piensos Costa. Paradójicamente, esta empresa anuncia en su página oficial haber sido la primera del sector en obtener el sello en Bienestar Animal certificado por AENOR.

Los intereses a corto plazo de agricultores y ganaderos no siempre son coincidentes, pero a largo plazo, que es como hay que ver estas cosas, un sector no es nada sin el otro. Por eso, la estrategia de éxito de este sector primario en su conjunto tiene que consistir en la colaboración y complementación de ambos, y en afrontar juntos los ataques que llegan desde fuera, que son muchos.

En Perú el sultán de Brunéi, recibió los galardones máximos del municipio capitalino (las llaves de Lima), del Congreso (a Medalla de Honor del Parlamento en el grado de Gran Cruz) y de la República (el gran collar de la orden del sol, la máxima premiación del laurel más antiguo de las Américas, uno que se remonta a 1821, cuando se inició nuestra república).

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto