No deja de sorprenderme el maravilloso poder de la Madre Naturaleza a la hora
de dotarnos de herramientas destinadas a potenciar esos tres conceptos para
mí multi-relacionados como son salud, bienestar y felicidad. Hoy me gustaría
acercarte a ese concepto que define una de las capacidades y habilidades
humanas con un gran potencial: la resiliencia. Bajo este nombre en ocasiones
impronunciable, heredado de la física y que se aplica a la energía de
deformación que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa
el esfuerzo que causa la deformación.
Imagínate ese potencial aplicado a eventos vitales, es decir, la energía que
aplicamos a gestionar las situaciones que nos deforman por así decirlo,
aquellos acontecimientos traumáticos que nos afectan de tal forma que nos
cambian. Como te he comentado la evolución nos ha ido dotando de
capacidades que nos permiten sobrevivir y salir mejoradas tras afrontar y
superar elementos vitales altamente estresantes y que nos generan
sufrimiento.
Me gustaría hacer incidencia en que no debemos de entender que es una
simple una manera en la que afrontamos las situaciones complejas, va más
allá, nos prepara para salir reforzados ante la vida. Ese concepto que cada
vivencia me aporta en el que entiendo que debo de aprender para fortalecerme
y crecer como persona. Otro elemento para mí fundamental dentro de esta
forma de enfocar los problemas es la tenacidad, es decir esa capacidad
necesaria para seguir un plan trazado en post de tus objetivos personales,
laborales o sociales, a pesar de los obstáculos y retrocesos del camino
Sin duda alguna existe una alta relación entre resiliencia y tenacidad, es decir,
y volviendo a la física, esa energía que absorbe un material antes de alcanzar
la rotura en condiciones de impacto.
Estarás de acuerdo conmigo que es importante conocer nuestra capacidad de
aguante para hacer frente a situaciones y objetivos vitales que nos ayudan a
dedicar esfuerzos para salir de esas situaciones que nos dejan huella. Como
observarás, ser tenaz nos ayuda a gestionar altas dosis de problemas, desde
la visión de lucha y construcción nos permite fomentar en nosotros
herramientas y posibles soluciones que nos ayuden a afrontar las situaciones.
El sentirnos desarmados antes de tiempo, el que un problema me bloquee,
afecta directamente sobre las posibilidades de gestión del mismo, ya que nos
produce una situación emocional y cognitiva en la que me siento que yo no
llevo el timón de mi barco.
Llevar el timón, sentirme independiente, no dejarme arrastrar, sentir y gestionar
lo que me sucede, son las competencias personales que me hacen ser tenaz,
potenciar mi capacidad de mirarme para dentro, buscar soluciones y entender
lo que está pasando, además me permite sentirme autoeficaz, mejorando mi
autoestima, y así siento que comienzo a llevar mejor la situación, asumiendo la
autocrítica desde la construcción y el aprendizaje, dos conceptos primordiales
en un proceso de cambio y crecimiento. Construirme implica ser creativos,
buscar alternativas y potenciar el sentido del humor para asimilar ese
pensamiento crítico.
Por último debemos de mantener vivos nuestros valores, descubrir cómo
ordeno mi jerarquía personal, conociendo cómo me he ido construyendo.
Habrá momentos donde no te gustará lo que ves, pero hay que verlo para
asumirlo, interpretarlo y si quieres cambiarlo, así tendremos esa seguridad de
salir mentalmente sanos de nuestras crisis y así potenciar nuestra felicidad.
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