Épic… Glor… Insuperab… Bah, no merece la pena ni intentarlo. Decimocuarto diccionario de sinónimos al vertedero pero gozo pleno en otra gesta de los nuestros. Aunque del atracón de títulos la Davis nos parezca ya el Carranza, conseguir la sexta Ensaladera en once añitos es una proeza histórica.
Que se lo digan si no a la sufrida afición argentina. Cuatro toros e idéntico número de cornadas. A pesar del numeroso apoyo recibido desde las gradas de La Cartuja (rozando el exceso), el Rey David se vuelve a Buenos Aires sin su corona más deseada. A la quinta irá la vencida, che. Seguro.
Pasando un estúpido velo por el dobles y su ‘dos raquetas peor que una’ (el debate eterno en este país), nuestras joyas más brillantes volvieron a relucir como nunca en Sevilla. La merienda de Rafa en el primero y el derroche de casta de Ferru en el segundo (otro que agota los adjetivos) presagiaban la hazaña. Ni la fiesta de Londres fue suficiente para mermar la pasión que ambos ponen en esta competición.
El cuarto partido de la final fue una oda al mayor genio deportivo que hemos sacado en esta tierra. Imagínese que está jugando con molestias físicas tras una temporada interminable. No ha conseguido ganar ni un solo servicio en el primer parcial. En los dos primeros juegos del segundo ya le han roto el saque en blanco y su rival se ha puesto 40-0. ¿Toca aguantar el chaparrón? Sería lo esperado. Pero Rafa es todo menos predecible.
Pone el 1-1 cuando ni en las casas de apuestas encontraban cifra para cuantificar tamaña reacción, encadena tres servicios sin puntos al resto y rompe con 5-4 a favor para dejar con cara de tonto a un Delpo que no se lo podía creer. Fíjense la diferencia. Con 3-5 en el cuarto, 30-15 y el argentino con saque para forzar el quinto, derecha al pasillo y doble falta para hacer más corta la agonía. Ni un campeón de Grand Slam como Juan Martín puede siquiera aproximarse a la fe inquebrantable en la victoria del mallorquín.
Se ha anunciado desbandada general para el año próximo. Creo que poquitos se han sorprendido. De los que protestan, ni medio comentario. No entender que estos chicos representan a España más allá de la Davis es de cerebros limitados. El salvaje calendario ATP va a acabar destrozando a nuestros mayores fabricantes de alegrías, y la Davis les está dejando castigados en el breve recreo del que disponen los tenistas. Han convertido lo impensable en rutinario. Después de semejante regalo, en 2012 puede jugar Manolo con Tiriac de pareja. Pase lo que pase, el sueño ya es nuestro.
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