El fichaje de Jose Antonio Reyes por el Sevilla FC pintaba más
complicado de lo que finalmente fue. Tras semanas de llamadas, mensajes, idas y
venidas, finalmente la perla utrerana regresó a la que fue su casa.
Durante varios días de incertidumbres se habló de posibles llegadas
que finalmente tuvieron cambios de billetes de renfe, y terminó siendo clave el
día de reyes. Casualmente el día después de la derrota de Copa en Valencia.
José Antonio Reyes llegó a Sevilla por reyes. Quieren hacer pensar que
todo fue una casualidad, y puede que lo haya sido, pero no lo parece. Una
contradicción que tan solo sus protagonistas
son conscientes de la verdad absoluta.
Algunos piensan que meramente en simple casualidad, y otros pensamos
que fue una estrategia para desvariar la atención de la pésima actuación del
equipo de Marcelino en Mestalla, y centrar los focos en el nuevo fichaje.
Trajeron como regalo de reyes a
los sevillistas a Reyes, pero también la derrota ante el Valencia, y la de ayer
en Vallecas.
La solución al problema no era tan simple
como la de traer a Reyes.
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