Que la profesión periodística no atraviesa su mejor momento es un hecho conocido por todos. En la Comunidad Valenciana, como en muchas otras comunidades de España, televisiones, radios y periódicos están cerrando sus redacciones ante la imposibilidad de continuar obteniendo beneficios de una actividad imprescindible desde que el mundo es mundo.
Despidos masivos o cierres en cadena. El resultado, desgraciadamente es el mismo: periodistas que engordan las listas del paro sin rumbo fijo hacia el que apuntar. Ante una situación como esta, muchos optan por el periodismo 2.0. Blogging, micro-blogging, comunicación en redes sociales, y todas estas nuevas técnicas al alcance de todo aquel provisto de un ordenador. Y es aquí, cuando el periodista se da cuenta que algo ha estado pasando mientras él estaba protegido en una redacción. Y es aquí también, en el auge de las redes sociales como plataforma de comunicación, donde surge mi enfado.
Él sabe menos de lo que cree y se esforzará por subirse al carro de la comunicación y el marketing en Internet. Porque quiere seguir comunicando, porque es lo que sabe hacer. Y cuando ya esté listo, cuando esté dispuesto a dar todo de sí y hacer uso de las nuevas plataformas ofreciendo sus sevicios a todo aquel que decida contratarle, se encontrará con que el medio que pensaba hacer valer, el canal con el que pensaba comunicar, se encuentra ya saturado de malas prácticas, y desgraciadamente, pocos periodistas.
Qué equivocados están aquellos que sólo ven intrusismo en algunos canales de televisión en los que colaboradores salidos de programas busca novi@s opinan y comentan gratuitamente sobre cualquier tema que se les antoje. Si es usted periodista, y mira a su alrededor, verá intrusos por doquier. Seguro que ya lo ha notado pero, ¿ha visto usted cuántas empresas utilizan las redes sociales (sobre todo Facebook) para inundar con mensajes publicitarios que no desea su página de inicio? Esta semana sin ir más lejos, he dejado de ser fan de varias páginas de empresas en Facebook. Su actividad principal consistía en colgar unas diez ofertas al día de productos en promoción. Sin leyenda, sin información, sin comentario alguno. Nada que aportar a mi día a día. Fotos sacadas de catálogos cutres con precios en grande que intentan a la desesperada captar clientes en épocas de crisis. No se dan cuenta que las redes sociales son mucho más. Un canal muy útil por descubrir. No saben de márketing en Internet, no saben comunicar, sencillamente, no saben.
Y no me refiero sólo a Facebook ni a empresas. Si quieren podemos hablar de la red social Twitter y meteduras de pata tan famosas como las de Alejandro Sanz o David Bisbal, o de comentarios tan fuera de lugar como los del político Toni Cantó y sus risas ante la explosión de la Televisión Pública de todos los valencianos (él incluído).
Comunicar es mucho más que escribir, mucho más que ser altavoz de pensamientos, ofertas o últimas novedades. Comunicar es prestar servicio, crear contenido útil, informar sin atosigar, entretener sin aborrecer. Yo lo se, y se que usted, amigo periodista, también lo sabe. Somos necesarios, hagámoslo saber a quienes no lo consideran así. Luchemos juntos por dignificar una profesión que vive, junto a esta feroz crisis, uno de sus peores momentos.
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