Este fin de semana era el gran momento de Mariano Rajoy, que para eso ha conseguido para su partido el mayor poder territorial que jamás ninguna formación política haya ostentado. Poder municipal, autonómico y estatal casi unánimemente en manos del PP, lo que supone miles de militantes, amigos y simpatizantes colocados al calor del poder. Así pues, el resultado fue el esperado. No podía ser de otra forma. Con casi unanimidad Mariano Rajoy, a quien ya nadie le tose internamente, ha revalidado este pasado fin de semana presidencia al frente del partido de la derecha española. Eso sí, el mayor aplauso del poder popular presente se lo llevó el ex presidente del gobierno José María Aznar.
El debate de ideas, como ya sucediera en el Congreso del PSOE, brilló por su ausencia. Cosas del consenso socialdemócrata. Lo anecdótico, la enmienda extemporánea, rechazada por mayoría abrumadora, presentada por Cristina Cifuentes, pidiendo retirar el “cristiano” del “humanismo cristiano” del PP, mientras se producía el ascenso del sector democristiano en detrimento del liberal en la Ejecutiva popular.
También revalida puesto, y es el único que se sabía antes de la cita congresual, María Dolores de Cospedal, quien seguirá alternando la presidencia de Castilla-La Mancha con la Secretaría General del PP, mal que le pese al andaluz Javier Arenas, que ha visto cómo su inseparable Ana Mato queda relegada al ministerio de Sanidad mientras que el incombustible Juan Carlos Vera no consigue el ascenso a la vicesecretaría. Alicia Sánchez Camacho, tutelada por la castellanomanchega, presidirá el Comité Electoral. Vicente Tirado se ha situado, además, en Electoral. Ojo, por cierto, a Iñaki Oyarzábal, nombrado secretario sectorial de Justicia, Derechos y Libertades, cuyo nombramiento ha levantado ampollas entre ciertos sectores del partido. Por cierto, muchos de los elegidos se enteraron de su suerte en el momento en que fueron nombrados por el Presidente.
Podría parecer que el Congreso ha consistido en hacer algunos cambios menores y, sin embargo, en realidad, son harto significativos. Los que pronosticaban, las filtraciones interesadas las carga el diablo, la entrada de ministros, incluso de Soraya Sáez de Santamaría, en la dirección del partido se equivocaron.
Tampoco habrá coordinador general, al modo y manera en que José María Aznar en su día designara a Ángel Acebes. Esteban González Pons, entre rumores y maledicencias, vuelve a quedarse con las ganas y pierde presencia mediática al verse conminado a dejar la portavocía del partido y tener que conformarse con la vicesecretaría “menor” de Estudios y Programas. Un tedio. Carlos Floriano asciende por mérito propio y porque así lo ha querido Rajoy. Manuel Cobo se hace con una secretaría de área, nada menos que la de Política Local, lo que a buen seguro no compensa la entrada de Ignacio González, mano derecha de Esperanza Aguirre en la Ejecutiva popular.
Entretanto, las encuestas dejan claro que mientras que el PSOE sigue en caída libre, el PP no sufre apenas daño electoral después de sus reformas. Y eso se notaba en Sevilla.
|