Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La linterna de diógenes | #PrimaveraValenciana

La razón y la esperanza

Una reflexión en torno a las protestas estudiantiles en Valencia
Luis del Palacio
jueves, 23 de febrero de 2012, 07:54 h (CET)
La diferencia –y digo “la diferencia” y no “una de las diferencias”- entre el Estado de derecho y el Estado totalitario es el modo en que el Poder utiliza a las fuerzas de orden público. En el primer caso, el empleo de la fuerza se limita al máximo. Sólo se autoriza en caso de extrema necesidad; como, por ejemplo, cuando se desata el vandalismo y los derechos de los ciudadanos se ven claramente amenazados. Eso sucede en los casos de pillaje, asalto a edificios públicos, comercios, domicilios etc. La policía actúa únicamente para mantener el orden y preservar la libertad ciudadana, nunca a instancias de un Poder inestable o arbitrario que, mediante la represión, busca acallar la protesta popular. Esta última sería la práctica habitual en los sistemas no democráticos; los cuales, como es lógico, no permiten ninguna manifestación ni concentración en la calle –hasta los Carnavales se prohiben- como no sea para celebrar unos “juegos florales” o proclamar una “adhesión inquebrantable” al sátrapa de turno.
 
En los países democráticos, el equilibrio entre lo que el pueblo reclama o reprocha a los gobernantes y los que éstos permiten que se grite o se vocee por las calles y plazas, debería mantenerse, pero esto, ¡ay!, está muy lejos de la realidad.
 
Hay que presuponer una buena voluntad por parte de los que ejercen el Poder. No es saludable sospechar que, siempre que haya orden de controlar a los manifestantes, se esté abusando de la fuerza; es preciso analizar cada situación.
 
Los sucesos de Valencia durante los últimos días han puesto de manifiesto lo difícil que es mantener ese equilibrio. Las, en mi opinión, justificadas protestas de los estudiantes ante los recortes que les afectan directamente, derivaron, como suele suceder en nuestro país, en una injustificable ola de violencia. Y cuando un hecho así se produce, el deber del gobernante es preservar el orden sin abusar de la fuerza.
 
Creo que, una vez más, ni unos ni otros han estado a la altura de las circunstancias. Algunos grupos de manifestantes, en realidad, no buscaron ejercer su derecho a la protesta pacífica, sino que se ampararon en él para dar rienda suelta a sus frustraciones a través de la algarada; y los responsables políticos fueron incapaces de resolver la situación sin el empleo de las porras. A este respecto resultaría ridícula, si no pesara más el calificativo de “lamentable”, la reacción del Jefe de la Policía de Valencia al referirse a los manifestantes como “el enemigo”.
 
Se va a cumplir un año del 11-M

 
Cuando los fríos se vayan alejando, es probable que “los pájaros de antaño” traten de volver a anidar en la Puerta del Sol y otras plazas españolas. Pero hogaño, los vientos de la política han cambiado y puede que los antidisturbios anden ya lustrándose las botas, aunque todavía entretengan sus ocios jugando al cricket con los bastones y las balas de goma.
 
Nada va a ser como el año pasado
.
 
Y es que “el sueño de la razón” aguarda con resuelta “esperanza” (Ya me entienden)

Noticias relacionadas

Leo en diversos medios que el Grupo Parlamentario Sumar va a presentar en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para instar al Gobierno a que impulse la fase de decisión y adopción del marco legislativo que permita la emisión del euro digital, a fin de reducir la dependencia que hay en la UE de las dos compañías estadounidenses de pago con tarjeta, Visa y Mastercard. Me ha chocado mucho semejante iniciativa.

En el panorama español actual, es la izquierda quien maneja mejor el discurso y quien se siente más cómoda apropiándose de causas ajenas para convertirlas en propias, aunque nunca por convicción, sino para obtener rédito político y arañar un puñado de votos. Si hay una causa a la que se aferran con uñas y dientes, es sin duda a la del feminismo, politizado hasta el extremo.

Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto