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Primavera valenciana, invierno soviético

“Ya lo dijo Pablo Iglesias. La democracia está bien mientras sirva a los fines del partido. Cuando deja de hacerlo, se pisotea”
Almudena Negro
viernes, 24 de febrero de 2012, 08:31 h (CET)
Ni faltaba calefacción, ni fue espontáneo. Los recursos destinados a Educación en la Comunidad Valenciana, ejemplo por demás de pésima gestión y despilfarro, no es que hayan sido recortados. Es que la partida destinada a ello ha aumentado. Propaganda y agit prop de una izquierda que carece de discurso e ideas. Izquierda a la cual el Partido Popular, erigido al modo y manera de los demás partidos de centro-derecha europeos en garante del camelo conocido como Estado del Bienestar, ha birlado hasta la merienda con medidas como la dación en pago y la moratoria de dos años en los desahucios. De ahí que el PSOE no tenga más remedio que echarse en manos de minorías radicales y totalitarias. Tampoco les cuesta demasiado esfuerzo.

Rubalcaba ya había avisado a los suyos que habría que salir a la calle. Cayo Lara amenaza y se suma a la algarada en Sol. Méndez y Toxo, los millonarios que tienen el bogavante en peligro de extinción, también están en la pomada. Se trata de ganar en las calles lo que las urnas les niegan. El poder. Poder que la izquierda, borracha de superioridad moral y ayuna de principios, considera siempre le corresponde a ella. Ya lo dijo Pablo Iglesias. La democracia está bien mientras sirva a los fines del partido. Cuando deja de hacerlo, se pisotea. Nada nuevo bajo el sol.

Aprovechando el lamentable estado de nuestro sistema educativo, uno de los peores del mundo civilizado con un 30% de fracaso escolar y similar índice de analfabetismo funcional, sumado a lo sencillo que resulta manipular a una juventud desesperanzada que no ve futuro en este país, la izquierda más radical organizó una algarada perfectamente planificada. Antisistema, okupas y hasta skin heads son la tropa violenta cuyas acciones son defendidas, amparadas o comprendidas por el PSOE, tan necesitado de encontrar un nicho de votantes que le permita conservar el poder en su último refugio, que es Andalucía.

Porque lo sucedido en Valencia no se circunscribe al ámbito de dicha Comunidad. La sede del PP de la madrileña calle Génova se vio cercada por 2.500 violentos que arrojaron bolas de metal contra las oficinas de los populares. En Andalucía Canal Sur fue cómplice de los llamamientos a cercar la sede sevillana. En Cataluña cualquier excusa es buena y allí los populares viven en un cerco continuo.

El ministro José Ignacio Wert, quien para sorpresa de la izquierda y buena parte de la derecha no se corta un pelo, dio en el clavo al afirmar que el PSOE se está poniendo del lado de los violentos. La mejor prueba de ello es el ataque de histeria que le dio a la izquierda, a quien lo que realmente molesta es que le canten las verdades del barquero.

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