Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Política

Algo de qué hablar

No pasa un solo día sin que desde el poder nos traten de imbéciles
Ángel Ruiz Cediel
viernes, 16 de marzo de 2012, 08:29 h (CET)
Podría considerarse que, como los prestidigitadores, los testaferros del poder tratan por todos los medios de tenernos ocupados, empujándonos a fijar nuestra atención en lo absolutamente estúpido de su propio proceder. Una serie de demenciales actos de gobierno, declaraciones propias de pacientes de una consulta psiquiátrica de casos irrecuperables y medidas conducentes a agravar la desesperada situación de los ciudadanos, figuran entre las cuestiones prioritarias de estos nuestros martirios políticos de cada mañana. El tiempo –y con él, nosotros- se acaba, y ya no saben qué hacer para que hablemos o nos preocupemos de lo que no debemos, aún creándonos problemas que no tenemos, para lo cual no dejan de inventarse estulticias a cuál más enorme que la anterior para que miremos lejos y no veamos la que tenemos encima.

Estén atentos a mi artículo de este fin de semana, que será sonado, sobre este asunto tan capital; entretanto, ahora, quiero centrarme no tanto en la alarma que han causado los hechos y dichos de la jornada previa al fin de semana –algo más gordo tenían que producir para tenernos ocupados estas 72 horas, o 96 si en su comunidad es festivo del Día del Padre (fecha fatal donde las haya porque suele ser de inicio de guerras coloniales como las de Iraq)-, sino en el absoluto y total sinsentido de estas descabelladas iniciativas y declaraciones de los miembros del gobierno.

Para comenzar, el señor ése que por lo visto es Ministro de Interior, ha decidido que la cosa aquélla de Valencia, en la cual los antidisturbios se emplearon con una barbarie siria contra los ciudadanos en general y los niños en particular, la Delegada del Gobierno que se condujo como una orate y el Jefe de Policía nos tildó a los ciudadanos de “enemigos”, está todo de perlas, fueron todos buenos chicos y hasta se permitió el lujo de, para justificar que no habrá siquiera una investigación, mostrar una foto que evidencia que Valencia está atiborrada de salvajes antisistema -¿tal vez miembros de Al Qaeda, que siempre son tan socorridos?-, los cuales fueron los únicos que produjeron disturbios. Tal vez –se sobreentiende-, también fueron estos criminales antisistema los que apalearon a los ciudadanos que estaban allí en aquellas horas nefandas, los que contusionaron a los chicos e incluso los que, disfrazándose hábilmente de antidisturbios, Delegada del Gobierno y Jefe de Policía, grabaron los videos que abundan como la peste en YouTube, Internet o los que fueron emitidos por todas las televisiones. Mismos criminales antisistema que hicieron más o menos lo mismo en Madrid, en Barcelona y en otros lares en tantas ocasiones, siempre con la intención de enlodar el buen nombre de quienes, con dulces palabras, mucha cortesía y una delicadeza propia de angélicas criaturas, hicieron siempre lo necesario por darle a los respetables ciudadanos cobertura y protección suficiente como para que pudieran ejercer libremente sus derechos constitucionales. Con ministros así, ¿para qué queremos ver lo que sucede en Homs, si lo tenemos aquí mismito?...

Al ministro De Gindos por su parte -ya saben, al señor ése de Lehman Brothers-, le parece tan ricamente lo de Europa y que se suban los impuestos de “to´ y por to´” para hacer frente a la deuda y a los desvíos inflacionarios, de modo que, primero que nada, se le pague a los tiburones internacionales antes de que coma la gente. El señor Montoro –el que ayer juraba por Dios Bendito que Diego y que hoy dice digo-, entiende y comprende, al alimón, que hay que subir la presión fiscal, entre otras cosas porque la gente ya no tiene aliento ni para protestar, y, si lo tuvieran, siempre estarán las corteses huestes del Ministro del Interior para repartir urbanidad y buenas costumbres por señas. Vamos, que se va a pagar más por todo para poder saldar algún día de un futuro que no existe –les reitero que estén atentos a mi artículo de mañana-, el despilfarro y el pillaje de esta casta cleptocrática que se ha llevado el dinero a expuertas. Fíjense qué no será, que ahora parece ser que ha aparecido otro agujerillo más, éste de unos 35000 millones -¡casi na´!-, en esta ocasión en la cosa de los ayuntamientos, que son esos nidales donde la escoria de la humanidad hizo su agosto durante décadas con obras de perturbados, recalificaciones y otros desquicios. Pues ahí lo tienen, tan ricamente también, y todo de perlas, lo mismito que con los antidisturbios. Y si en aquel caso los chichones, morados o fracturas fueron inventados por los ciudadanos o producidos por los antisistema, en éste será también la ciudadanía la que tendrá que asumir este piquillo necesario recaudatorio con un “poquitín más de esfuerzo”, que para eso están.

Y, por último –que para un fin de semana ya es bastante-, resulta que van a cerrar un porción de empresas pseudopúblicas, paraestatales o chiringuiteras, de ésas creadas por los choris cleptocráticos para colocar a sus troncos, amiguetes, parentela y otros parásitos, porque parece ser que no son útiles y no hay dinero para tanto. Uno, claro, se pregunta, que si no tenían utilidad por qué se abrieron, por qué se ha consentido que durante años gastaran y gastaran para nada o por qué no se procesa a quienes produjeron el atraco de abrirlo. Vamos, que por qué no se hizo antes, y, ya que no se hizo por dejación, por qué no se mete en la cárcel a quien perpetró tal desafuero. No responderán, seguro; como no responderán a cómo piensan que puedan crearse puestos de trabajo para la legión de desempleados que en España viven en la indigencia más solemne, si no dejan de meter la mano en el bolsillo de los pocos que tienen algún dinerillo, si fuerzan a pagar más y más –sobre todo a las clases medias, que a los ricos no hay quién les tosa-, impidiendo que quienes tienen puedan gastar, ya que al no hacerlo no hay consumo, y si no hay consumo más fábricas cerrarán, con lo que crecerá más el desempleo. No importa –al menos al gobierno-, porque lo primero es pagar a los amos, que el tiempo apremia y hay que meterse en los refugios antes de que el cielo se nos caiga encima. Y punto. No responderán tampoco a esto, está claro, porque no se trata de aclarar nada, sino precisamente de lo contrario: volvernos locos con sus absurdos, porque si no, a lo mejor considerábamos lo verdaderamente importante y veríamos la que nos va a caer encima, nunca mejor dicho. La solución a esto último, mañana. Entretanto, confusión a raudales y despropósitos: el juego del prestidigitador. Algo de qué hablar, en fin.

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos)

Noticias relacionadas

Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.

Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.

Sophie Barut transforma el bronce en historias de resiliencia. Esta arquitecta de interiores, escultora y escritora francesa ha convertido su propia experiencia vital en un testimonio sobre el poder transformador de la fragilidad y la belleza que emerge de las circunstancias más adversas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto