El jefe del Comité Internacional de Cruz Roja
(CICR), Jakob Kellenberger, ha viajado este domingo a Moscú para
solicitar al Kremlin que convenza al presidente de Siria, Bashar al
Assad, de permitir la entrada de ayuda humanitaria al país.
Muchas agencias humanitarias han denunciado que las autoridades
sirias han impedido su entrada a las zonas más afectadas por los
combates entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes. Kellenberger,
por su parte, ha indicado que el CICR ha podido entrar a algunas de
ellas, aunque no a todas, para ayudar a la población civil.
A través de un comunicado, ha denunciado que la situación
humanitaria en las ciudades de Homs, Hama, Idleb y Deraa "sigue siendo
extremadamente difícil y podría deteriorarse rápidamente". "La gente ha
estado sufriendo durante meses, sobre todo las mujeres y los niños", ha
subrayado.
"El CICR está especialmente preocupado por la gente más
vulnerable, como los que han sido detenidos por su participación en los
combates y los que están enfermos o heridos y necesitan atención
médica", ha apuntado.
En este contexto, ha considerado que "es una cuestión de suma
urgencia" que el CICR pueda extender sus actividades de asistencia y
protección", por lo que ha solicitado a las partes que acuerden un cese
diario de los combates de al menos dos horas. "Es esencial para que las
evacuaciones médicas se lleven a cabo con seguridad y para ayudar a las
personas más vulnerables", ha argumentado.
Con este propósito, "el CICR ha solicitado a todas las partes
interesadas en el cese de los combates un compromiso inequívoco que
permita (a los trabajadores humanitarios) llegar a la gente con
necesidades urgentes".
Está previsto que Kellenberger se reúna este lunes con el ministro
de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, para conseguir el apoyo de su
Gobierno a la propuesta de alto el fuego y procurar que consiga una
respuesta favorable de Al Assad.
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